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Leticia Mena
Viernes, 17 de marzo 2017, 07:25
Café, calzoncillos, música y un lápiz. Estos son los cuatro elementos con los que Juan DíazFaes se pone a trabajar cada mañana con la intención de dejar fluir lo que tiene dentro desde que era un guaje. Este ilustrador de 34 años nació en Oviedo, ... estudió en Salamanca, ha trabajado en Madrid y ha llegado a un punto vital en el que ha decidido venirse a vivir a Cantabria, concretamente a Somo, para cambiar el ritmo y buscar nuevas fuentes de inspiración. Este genio del dibujo ha sido el invitado de ayer de Cesine para cerrar la III Semana del Diseño en Cantabria, algo que valora porque sabe que en su trabajo «es fácil quedarse desfasado y con los jóvenes siempre te reciclas».
Su icono es una calavera
Siempre me gustaron porque sirven tanto para hacer un retrato como un autorretrato. Tú y yo, en calavera, somos muy parecidos.
También dibuja muchos cerebros
Hice el doctorado en Creatividad y desde entonces no las he abandonado. El cerebro es la herramienta con la que todos tenemos que trabajar y es sinónimo de ideas, innovación.
¿Por qué deja poco espacio entre sus dibujos?
Desde guaje sufro horror vacui. Lo sé. Es algo inconsciente.
¿Qué explicación psicológica tiene?
Nunca lo he preguntado. Es cierto que alguna vez me han dicho que deje que los elementos respiren, pero si lo hago ya no los siento como míos. De niño llenaba páginas de hormigas negras luchando contra hormigas rojas y no dejaba libre ningún margen en los cuadernos Siempre ha sido así.
Y no le va nada mal Las paredes de las oficinas de Nickelodeon en Nueva York están llenas de ilustraciones suyas
Sí. Recuerdo que me mandaron un correo cuando aquí era de madrugada. Me decían que habían pensado en mí para ilustrar los estudios que tienen en Times Square. Yo estaba medio dormido y les conteste: «Ostis». Al día siguiente, cuando entré en el ordenador, me habían vuelto a escribir: «¿Eso que significa? ¿No quieres hacerlo?». ¡Imagínate mi cara! Es un honor porque además he crecido con sus dibujos.
¿Viaja mucho?
No todo lo que gustaría ni cómo me gustaría. Porque vas a Katmandú a dar una charla y vas a eso. No hay tiempo para conocer el país. Una pena, pero es así.
¿Cuál es su rutina de trabajo?
Café, calzoncillos, música y un lápiz.
¿Utiliza más el lápiz que el ordenador?
Lo estoy recuperando porque llevaba una dinámica de hacer todo digital y, aunque es cierto que es más rápido, quiero cambiar el ritmo y volver a trabajar como empecé. Si la cagas es peor, pero a mí, lo analógico, me llena más.
¿Cómo empezó?
Estudié Bellas Artes en Salamanca y me fui a Madrid. Empecé a trabajar como operador de cámara en Cifras y Letras, Supermodelos, Gran Hermano Pero no dejaba de dibujar.
¿Y cuándo decidió ganarse la vida dibujando?
Hace seis años llegó un momento en el que, dibujando sólo por las tardes, ganaba la mitad de lo que necesitaba para vivir, así que me dije: «Voy a dedicarme a esto todo el día y vida resuelta». Pero no fue así.
¿Por qué?
Porque no contaba con que había que pagar autónomos, el rico porcentaje del IRPF que se queda Hacienda Pero es lo que sé hacer.
Un puntazo publicar una portada de la revista Yorokobu...
Sí. Yo ya trabajaba para ellos y tenía mucha confianza, pero no quería hacer un trabajo más. Les dije que lo haría cuando tuviera algo bueno, y no lo hice hasta que llevaban sesenta y pico números. Y ya he publicado dos.
Antes ha dicho que trabaja con música. ¿Qué escucha?
Depende del tipo de encargo que tenga entre manos pero suelo ponerme Motörhead porque son rápidos y trabajo a buena velocidad. Si tengo que hacer algo infantil me pongo a Petitpop, un grupo de amigas asturianas que tienen una energía especial.
¿Cuándo da por concluido un encargo?
Depende. Muchas veces al filo del deadline (plazos), otras cuando noto que llueve sobre mojado y no avanzo, y otras cuando dejo de divertirme.
¿Cuántos premios ha ganado?
No soy de presentarme a grandes historias. Siempre he apostado por los concursos pequeños con premios como un fin de semana en una casa rural, una cata de vinos, de quesos o de cervezas De este tipo de premios me he llevado unos cuantos.
¿En qué punto profesional está?
Me he venido a vivir a Somo porque necesitaba cambiar el ritmo y las pulsaciones de Madrid. Ya llevaba trece años allí y aquí tengo tiempo para hacer cosas nuevas.
¿Por qué a Somo?
Porque siempre he cogido olas y me encanta el sitio.
¿Qué le queda por hacer?
He hecho ilustraciones para tablas de surf, skate, ropa, bañadores, calcetines, portadas de discos, packaging Pero me gustaría poder pintar algún mural en Cantabria, así que si alguien tiene alguna pared vacía, que me llame.
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