‘Los pescadores de Santander’
La comparsa que integraban 38 miembros estaba compuesta por "valientes marineros del Cantábrico"
francisco gutiérrez díaz
Sábado, 1 de abril 2017, 08:10
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francisco gutiérrez díaz
Sábado, 1 de abril 2017, 08:10
Decía el periódico La Correspondencia de España el 16 de febrero de 1896: "Ha llegado a Madrid una numerosa comisión de pescadores santanderinos, que acompañados de la notabilísima Orquesta Ibérica, masa instrumental venida también de Santander, recorrerán nuestras calles estos carnavales con objeto de recaudar ... fondos con que atender a la erección del sanatorio para soldados heridos repatriados de Cuba que se piensa edificar en dicha ciudad. Estamos seguros de que, por ellos mismos y por el benéfico fin que persiguen, se verán favorecidos del vecindario madrileño que, siempre caritativo, no ha de negar la limosna impetrada por tan simpáticos postulantes y a tan hermoso fin destinada. Preside a la comisión de pescadores Simón Diego, y son vocales Guillermo Perales y Francisco Salazar. La Orquesta Ibérica que, como tendrá ocasión de apreciar el público, es notabilísima, está dirigida por el joven maestro D. Eusebio Peredo".
A la Corte había acudido, en efecto, la comparsa que integraban 38 miembros y que, pomposamente calificada de orfeón por varios diarios de la capital, se denominaba Los pescadores de Santander. Señalaba El Liberal en su número del día 17: "Y no ha elegido este nombre por capricho o porque le haya parecido mejor que otro. Así y solo así debía llamarse, puesto que todos los individuos que la componen son valientes marineros del Cantábrico, que en aquel mar terrible se dedican al heroico oficio de la pesca". Y añadía: "Hechos a las sublimes armonías que en las voces misteriosas de la creación oye el poeta y nadie lo es como el marino los valientes pescadores santanderinos sienten el arte y saben expresar lo que sienten con esa seguridad y sencillez que da el instinto a las almas poéticas".
La crónica concluía destacando que "su venida a Madrid no tiene más objeto que allegar fondos para establecer en Santander un hospital donde puedan curarse y restablecerse nuestros heroicos soldados que derraman su sangre en Cuba. ¿Quién sabiendo esto negará un aplauso a los nobles pescadores y un socorro a los que allende los mares defienden la integridad y el honor de España?". Siguiendo la costumbre de la época, lo primero que hicieron los expedicionarios tras llegar a la Villa y Corte y alojarse, fue visitar las redacciones de los principales periódicos, en las que interpretaron varias piezas de su repertorio. La noche del día 19, Miércoles de Ceniza, actuaron en el mítico Teatro de Apolo; a la mañana siguiente, la prensa señalaba unánime que la comparsa "obtuvo una acogida entusiasta del público, que llenaba por completo las localidades del amplio coliseo". La segunda y última actuación consistió en un "gran festival" programado para desarrollarse en los Jardines del Buen Retiro a las 3 de la tarde del jueves 20; pero lo desapacible del tiempo obligó a celebrar el acto en el interior del teatro que allí mismo existía. Colaboró en la función la sección de tambores y cornetas de la Banda del Hospicio matritense. La entrada costaba una peseta.
Dijeron después los periódicos: "El orfeón de pescadores de Santander recibió claras muestras de simpatía del público, que premió con una continuada ovación a los caritativos marineros. Al oírles cantar a voces solas la barcarola Esperanza, fácilmente se comprende que tales hombres no sólo son naturalmente artistas, sino que además han hallado en lo más profundo de su corazón los sentimientos que quiere expresar la música. Dulces y suaves como el arrullo de la brisa, sus voces, que expresan el blando movimiento de la barca mecida por las olas, van subiendo poco a poco, se unen en crescendo continuado y estallan, por fin, potentes y formidables como cuando se desencadena el huracán, retumba el trueno y la tempestad rugiente azota las encrespadas olas. También agradaron mucho una preciosa jota compuesta por D. Vicente Cía, uno de los individuos del orfeón, la cual fue cantada con acompañamiento de orquesta, y la Rapsodia de aires montañeses, composición de D. Antonio Santamaría, que ejecutó la orquesta sola, que igualmente se destacó en la obertura de Poeta y Aldeano, de Suppé. Es de justicia felicitar al presidente de la comparsa, D. Simón Diego, y al inteligentísimo director artístico, D. Eusebio Peredo, por el brillante resultado que han obtenido a los tres meses de constituirse el orfeón y la orquesta".
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