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Miguel Ángel Pérez Jorrín
Domingo, 16 de abril 2017, 07:55
Carlos Hazas Guerra (Santander, 1956) es la cara visible y constante del Banco Santander en la región. Desde su privilegiado despacho en el Paseo de Pereda levanta la voz por su banco "damos lecciones en Europa, pero aquí hemos sufrido por la mala gestión de ... otros; ratifica la "especial relación de la entidad presidida por Ana Botín con Santander "que se va a mantener; observa la finalización del Centro Botín, "va a ser un gran éxito y no olvida la crisis sufrida: "No vea usted lo que se ha vivido en este despacho en los últimos años.
¿Ha tenido un sentimiento de impotencia ante peticiones que no se podían conceder durante la crisis?
Lo tratamos por todos los medios, pero hay veces que es imposible y aunque tú quieras no puedes. La crisis la hemos salvado bastante bien en la comunidad y en el banco. Habíamos sido prudentes en nuestras decisiones anteriores y eso ha hecho que los problemas, que los hemos tenido y muy gordos, fueran menores que en otros sitios o en otras entidades. Nosotros seguimos una máxima aquí y en todo el banco en general: tratamos de ayudar, colaborar, alargar plazos y dar facilidades por todos los medios. Aunque en el mundo de las finanzas hay otra teoría: cortar y a otra cosa.
¿Eso es más americano, no?
Bueno, solo hay que oír a Trump, que diría: "que lo cierren. Pero en Cantabria hemos conseguido ratios de mora mejores que otros...
¿Somos buenos pagadores?
Cierto, y nosotros hemos hecho bien los deberes y hemos concedido créditos con criterios racionales.
En los últimos años lo que si ha bajado ha sido el crédito social de los bancos y los banqueros . ¿Cómo ve usted esto?
Es un poco injusto, pero es así. Con la crisis, la imagen de las entidades financieras sufre por mala gestión de una parte del sector, que no lo hace bien, y eso hace que repercuta socialmente a todos. Es injusto en nuestro caso, que no hemos recibido ni una ayuda. Al contrario, hemos puesto miles de millones en el Fondo de Garantía de Depósitos para sanear otras entidades y evitar problemas sociales a los depositantes. Y le recuerdo que aquí hubo que rescatar a una cooperativa [la Cooperativa de Crédito de Monte] que se fue al garete y puso en riesgo los ahorros de miles de vecinos de la zona. El Gobierno regional nos pidió ayuda y al final llegamos a un acuerdo, que costó sacarlo adelante, porque lo que se compraba era un problema. Pero nos pusimos a ello y buscamos una solución: perdieron los intereses y algo de capital, pero no perdieron todo su dinero. Esas cosas también las hace el banco, pero seguimos teniendo mala imagen.
¿O sea, que los 40.000 millones del rescate bancario a quien en realidad han salvado ha sido a los depositantes?
No tenga ninguna duda. Imagínese el problema social provocado por la pérdida del dinero de millones de españoles , ya que el Fondo de Garantía de Depósitos únicamente cubre los 100.000 primeros euros. Eso hubiera sido terrible para el país.
Pero esa percepción no existe...
Bueno, estamos en un mundo en el que el populismo y la demagogia influyen mucho más que la realidad de los hechos. ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos dejado caer al 60% del sector financiero, con las cajas quebradas y algunos bancos también?
Y ahora ¿cómo está la situación?
Estamos saliendo. Queda la cola latente del problema. A algunas empresas les está costando y la situación no es muy boyante, aunque los números macro digan lo contrario. Todavía no hay una alegría absoluta y caerán algunos. Por otro lado, sí que vemos una reactivación del consumo y del tema hipotecario: el particular gana en confianza y empezamos a mover la economía. Está reactivándose el sector inmobiliario y en Cantabria ya casi no quedan viviendas nuevas para vender. Nosotros estamos haciendo pisos en suelos propios de la mano de promotores locales; damos la financiación y salen operaciones. El año ha empezado fuerte con respecto al pasado, aunque, claro, se parte de cifras bajas. Y también se detectan inversores que vienen de fuera.
¿En busca de gangas?
Bueno, buscan estabilidad y seguridad sobre todo. Y cuando hay oportunidades actúan.Ahí está la fábrica de fibroyeso o el grupo alemán que compró B-3 Cable.
¿Han notado en asuntos concretos la anulación del Plan General de Santander?
Claro. Las expectativas de algunos de desarrollar proyectos en la ciudad se han paralizado.
¿Hay un cálculo de lo que supone para la región que el banco tenga aquí su sede?
Una pregunta complicada. Es muy variable; hay años fantásticos. Yo recuerdo uno que por una ampliación de capital que hizo el banco traje un cheque de 72 millones de euros que quedó ingresado en las arcas de la Hacienda cántabra. A nivel general, el año pasado pagamos más de 1.000 millones en impuestos. La contribución activa es muy importante: aquí trabajan casi mil personas entre todas las unidades que tenemos. Y hay que añadir que el esfuerzo que el banco hace en temas sociales e institucionales en Cantabria no lo hace en ningún otro lugar en el mundo, en Valdecilla, con el Ayuntamiento de Santander, con la Universidad de Cantabria, el Gobierno de Cantabria...
O sea, que lo difícil será decir no...
Bueno, tenemos cierta práctica. La avalancha de peticiones es grande, sobre todo cuando otras entidades que también aportaban dejaron de hacerlo. Hay demandas de todo tipo y aceptamos muchas de ellas: de financiación artística y cultural, de apoyo a emprendedores...
Hubo un momento, cuando murió Emilio Botín, en el que se pensó que el banco iba a levantar el pie del acelerador en Cantabria y volver la mirada hacia otros países...
Si, alguien pudo pensarlo. Pero Ana ha nacido aquí, tiene su casa al otro lado de la bahía, viene cuando puede y sigue teniendo un especial interés por esta tierra. Por ejemplo, le pidieron que participara en el encuentro de El Diario Montañés y lo hizo, aunque normalmente no lo hace, salvo en Davos. Ese temor es infundado ya que incluso estamos haciendo cosas novedosas como el laboratorio especializado en el desarrollo de software que en el Parque Científico y Tecnológico que trabaja para las unidades del grupo con medio centenar de ingenieros y en colaboración con la UC.
En este mismo sentido, también es recurrente el rumor de que el Santander trasladará tarde o temprano su sede social a Madrid.
Si sirve como indicador, estamos arreglando el edificio del Paseo de Pereda. Hemos empezado por la rehabilitación de tejado, fachada y climatización y vamos a rehbilitar más cosas. La idea es seguir aquí, sin duda. El banco está muy cómodo en Santander, es su tierra y ha sido su base de negocio durante 160 años y aquí queremos seguir. Ese temor es infundado. La semana pasada todo el comité de dirección del banco y los responsables de cada país han estado trabajando aquí, en reuniones de estrategia, de planificación, etc. Y se hace para seguir remarcando el carácter cántabro y santanderino del banco.
¿Cómo va el Centro Botín?
Bueno, ahí es la Fundación Botín la que tiene la palabra. Va a ser un gran éxito, estoy seguro que va a atraer gente y hacer que mejore Santander. Será un revulsivo, no sé si al nivel del Guggenheim, pero lo será. El Ayuntamiento también va a ampliar el MAS, tenemos lo del Banco de España, que espero que se desatasque, y que entre todos se forme una entente fantástica. El banco ayudará a ello.
¿Cómo se logra ser a la vez un banco hiperlocal y global?
Ese es el secreto del éxito del Santander, ser internacional y estar muy cerca del cliente de cada oficina, mimetizarnos con el entorno local. Un ejemplo de ello es el acuerdo firmado con Santander UK para traer turistas británicos a Cantabria.
Y se firmó casi el día en que el Reino Unido pidió salir de la UE...
Ja, ja. Fue un contraataque en pequeña escala. Tenemos buenas expectativas, ha venido ya gente y ha resultado bien. Y tenemos 700 oficinas en el país y la web del banco para aplicarlo.
¿Qué se ha hecho mal en el sector financiero en estos años?
La pregunta es muy complicada... Si miras atrás y ves que ahora estamos una tercera parte del sistema financiero anterior a la crisis... Esto tiene una clara conclusión esas entidades desaparecidas estaban dirigidas por personas no suficientemente competentes, cargos ejecutivos que no deberían haber estado allí porque no conocían el sistema. Quizás la legislación y la regulación no estuvieron a la altura para cortarlo a tiempo. Y no hablo de la otra parte, de entidades financieras líderes mundiales como nosotros y otros bancos españoles, que estamos ahí, dando clases a todo el mundo.
Pero nadie vio venir lo que vino, la crisis y la brutalidad de la burbuja inmobiliaria...
Verla si la vimos, aquí decíamos "hay que parar"...
¿Ha sido la peor que ha vivido?
Sin duda. Llevo más de 30 años trabajando en el banco y he pasado unas cuantas. La del 82 fue dura, más larga, pero veníamos de más abajo y estábamos entrenados. La del 92 fue más rápida. Está es peor y la hemos sufrido durante muchos años y aún la sufrimos.
¿Por qué tan acentuada?
Por que es global. Si solo hubiera sido en España hubiéramos salido antes, a pesar de barbaridades como que en España se hicieran más viviendas al año que en el resto de los países de la UE. Estos dos factores alargaron la cura del problema.
¿Y acertó la UE en el remedio?
Visto con perspectiva y aunque todavía no ha acabado el proceso, yo creo que si. Se ha conseguido salvar la economía de muchos países que ahora están saliendo gracias al apoyo europeo España, Irlanda, Portugal, Grecia y Malta... Y hemos tenido un coste social menor que el que hubiéramos tenido de optar por soluciones más drásticas que algunos proponían.
¿Cómo les afecta el Brexit?
Nos afectó ya por la devaluación de la libra cuando se anunció. Allí somos un banco local, un banco británico, trabajamos con normas y personal inglés aunque con una filosofía cántabra. Por tanto, nos afectará lo mismo que afecte a cualquier empresa británica en sus transacciones con Europa. Pero, probablemente, menos de lo que mucha gente piensa. Veremos barreras comerciales que ahora no existen y habrá un coste por ello.
Su labor en Santander trasciende la meramente financiera...
Bueno, esa es la más clara. pero luego hay una parte institucional muy importante, de representación, de interlocución con la sociedad. El banco participa aquí en muchas actividades y entidades en las que no está presente en ningún otro sitio.
¿Y esto qué es, un poder duro o un poder blando?
Nos vemos como un poder colaborativo y queremos seguir siéndolo para la región. También tratamos de hacer ver, y yo creo que con relativo éxito, que la banca es absolutamente necesaria en cualquier sistema, del color que sea.
¿No es casi imposible hacer negocio en un banco con los tipos de interés por los suelos y pagando más que la media por los depósitos?
Ganar dinero cada vez está más difícil: la actividad se ha contraído, los tipos de interés rondan mínimos históricos y el pastel a repartir se ha reducido... Nosotros lo hemos logrado. Gracias a la diversificación en los momentos de mayor crisis aquí hemos aportado los beneficios de México, Brasil, Polonia o Alemania. Hemos seguido ganando dinero y dando dividendo, con ajustes, pero dándolo.
Y con un mosqueo general entre sus accionistas por la reducción...
Bueno, pero yo tengo una empresa y debo respetar unos criterios de racionalidad. Todo el mundo pedía que el banco actuara de esa forma, que se ajustara el dividendo. Se hizo y después ha seguido subiendo y este año ya anunció Ana Botín en la Junta que subiría un 5%. Y los clientes siguen estando con nosotros; la prueba es que ya hemos llegado a 1,5 millones en España con la Cuenta 1,2,3.
Se les critica también, como a todos, por el cobro de comisiones...
Como diría alguien, el cobro de comisiones ha venido para quedarse. Somos una empresa de servicios y como tal, en la parte financiera tenemos que cobrarlos. Antes no cobrábamos los servicios y pagábamos poco por la rentabilidad; ganábamos con los tipos de interés más altos. Hoy no existen esos márgenes y el sistema hay que mantenerlo vía cobro de servicios financieros. Nosotros tenemos un modelo que exonera a nuestros clientes vinculados de esas comisiones y, además, se les retribuye por los recibos.
¿Cómo ve el Santander dentro de 50 años?
Veo la sede modernizada absolutamente y una relación con el cliente totalmente cambiada. Estamos en un imparable proceso de digitalización. El banco estará aquí [Hazas muestra su móvil con casi una decena de aplicaciones que permiten todo tipo de gestiones]; yo hasta pago los cafés con esto.
¿Y qué pasará con la gente que se quede al margen, con los que ni siquiera utilizan los cajeros?
Es un problema y tratamos de darle solución. Es evidente que no se puede tener una red tan tupida como la que teníamos, con oficinas en todos los sitios, pero lo tratamos de paliar con las nuevas oficinas, que tienen todos los adelantos tecnológicos y también gente para atender a los que están al margen.
¿Veremos a Amazon y a Google dando créditos e hipotecas?
Seguro que si. En China Ali Babá ya está concediendo créditos al consumo y compiten con nosotros, que somos la primera financiara de consumo del mundo. Pero tendrán que atenerse a la misma regulación.
¿Seguirá la concentración?
Seguro, habrá menos bancos y más grandes. Eso ha sido histórico. No hace tanto que en Cantabria existía el banco Mercantil, el de Torrelavega, el de Santander...
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