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oskar belategui
Martes, 18 de abril 2017, 07:58
David Trueba (Madrid, 1969) certifica el desconcierto de una generación, la suya, en su última novela. Tierra de campos (ed.Anagrama). Su protagonista es un músico de rock íntegro y bohemio,Dani Mosca, que, un año después de la muerte de su padre, emprende un ... viaje para enterrarle en el pueblo. Una excusa para trazar un fresco de la sociedad española en los últimos cuarenta años.
Dedica el libro a su hermano Fernando, "que nunca sigue los caminos que llevan a Roma".
Es un homenaje a la canción de Brassens, que Fernando me ponía cuando yo era pequeño. En La mala reputación los caminos no van a Roma cuando no compartes la fe de los demás. Y entonces pasas a las listas negras de los enemigos de la patria.
¿Quería consolarle tras el boicot a La reina de España por sus declaraciones afirmando no haberse sentido español ni cinco minutos?
Creo que no necesita ánimos, conoce bien el mundo del espectáculo. Me ha sorprendido que señoritos que bordean lo delincuencial se permitan juzgar a Fernando, que es una de las personas más honestas y generosas en este planeta.
Su hermano quedó bastante afectado por la polémica.
Sí. Llegó incluso a estar asustado por su propia integridad física. Hubo una exaltación del odio.
Contamos con más posibilidades que nunca para expresarnos, pero en los últimos tiempos parece que hay temor a hacerlo.
Mis padres siempre nos decían eso de que no os signifiquéis, no digáis lo que pensáis, porque así os señaláis. El miedo natural en las personas que habían vivido la posguerra se ha transformado en no hagas nada, no digas nada, porque vas a perder popularidad en las redes sociales, como si eso fuera un concurso de miss. Al final se impondrá de nuevo la nobleza de vivir.
El peor programa de la semana, el espacio satírico que dirigió en los 90 en TVE, hoy no sería posible.
Bueno, en su día ya fue cancelado... Ahora ni le habrían dado luz verde. La gente ha perdido la capacidad de aceptar que cuando haces algo has de someterte a las críticas de los demás. Y no tienes por qué estar de acuerdo con ellas. Una sociedad sin crítica es peligrosísima, porque solo domina la propaganda. Y ahí siempre gana el que más dinero tiene.
Una sociedad que condena a alguien a prisión por un tuit.
Es increíble. Llevamos un retraso de veinte años en entender que las redes sociales deben regirse por las mismas leyes por las que se rige la sociedad. Un señor hace un chiste de mal gusto en un bar y nadie llama a la policía.Simplemente los que están a su alrededor lo tachan de cretino. Arrastrábamos la creencia de que en el mundo digital no hay reglas, que en internet puedes robar, insultar y asesinar. Y todo eso está penado en el Código Penal. Pero no el mal gusto.
Usted sigue sin estar presente en las redes sociales.
Me parecería una deslealtad con mis lectores, creo que ya tengo suficiente comunicación con ellos por medio de dos columnas semanales.Si quieren saber algo sobre mí, ahí me van a encontrar opinando de la actualidad. Lo otro me parece que genera más ruido y distracción que otra cosa, pero también lo respeto. No tengo nada en contra de las redes sociales, salvo que la gente crea que esa es su vida.
Recurso a la queja
En Tierra de campos hay una generación que ya no tiene pueblo al que volver.
Sabíamos que iba a venir un cambio, somos hijos de la globalización y la interconectividad. Es absurdo que sigamos reivindicando el territorio geográfico, cuando ahora es mental. Un territorio que no se compone de suelo y árboles genealógicos, sino de todos los elementos que nos han hecho persona. El protagonista ya no puede seguir mintiendo diciendo que sus raíces son las de su padre.
David Trueba es un personaje más en la última novela de Javier Cercas, El monarca de las sombras. El autor reprocha en la ficción a su amigo que no odie a su exmujer, la actriz Ariadna Gil, por romper el matrimonio e irse con el actor Viggo Mortensen, tal como sucedió en la vida real.
¿Cómo se ha sentido apareciendo como personaje en la novela de Cercas?
Son los peligros de la autoficción. Pero me sorprende que parezca tan llamativo que una persona que ha vivido con otra durante 18 años, amándose todo lo que se pueda amar, no pueda mantener la complicidad con ella tras la separación. Hay muchos tipos de amor más allá del sentimental de pareja. Y yo siempre lo voy a tener por una persona con la que he compartido tanto. Me molesta que se ocupen de mi via privada, pero lo acepto si contribuye a hacer ver que te puedes separar y seguir queriendo a esa persona.
¿Pero sigue siendo amigo de Cercas?
Claro. No voy a ir fomentando el amor por tu expareja y romper con mi amigo.
Dani Mosca coge las manos de su padre y reflexiona. A los veinte años esas manos ya habían arado; con las suyas "solo se había hecho pajas".
Seríamos injustos si no reconociésemos el privilegio en el que hemos crecido respecto a nuestros mayores. Noto que a mucha gente que se queja se le ha olvidado. No saben que hubo generaciones que no tuvieron nada, ni siquiera el recurso a la queja. Uno no está en la tierra para disfrutar sin más de los placeres, tienes que peleártelos.
Siempre ha reivindicado a la gente mayor.
Pues ahora, al hacerme mayor, me toca reivindicar a los más jóvenes. Me invitan profesores de instituto y cuando salgo digo qué chicos tan estupendos.Si lees las noticias sobre ellos la impresión es deprimente, pero cuando les tratas uno a uno empiezas a descubrir que tienen sensibilidad e intereses. Seguramente ellos, que son nativos digitales, van a saber organizar mucho mejor ese territorio que nosotros.
Sigue fiel al humor para rebajar la solemnidad hablando de temas trascendentes.
Sí. El otro día vi una viñeta del New Yorker. "Hasta aquí la información metereológica del Partido Republicano.Ahora vamos con la del Partido Demócrata". Explicaba a la perfección qué ha pasado en EE UU en las últimas elecciones.
La gente más valiosa para Dani Mosca es la que le ha empujado a fabricar ideales, aunque fuesen ficticios. ¿A usted también le ha funcionado eso en la vida?
Sí. La gente que encarna unos ideales y que acepta que fracasará son la que te hace crecer. Los que han pisoteado a los demás por un ideal son los más miserables del mundo. Si descubres que lo que buscas no es perfecto y que además no lo vas a conseguir te irá mejor en la vida.
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