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FRANCISCO J. MOYA
Sábado, 29 de abril 2017, 09:16
Se va Javi Matía (Santander, 1973) de manera definitiva. Cuelga las zapatillas y, en esta ocasión, ya no hay vuelta atrás. A sus 43 años, ... el cántabro toma la decisión con la que llevaba amagando más de un lustro. Desde 2010 está avisando, pero sus dos hijas, Olimpia y Claudia, nunca le permitieron retirarse. Ahora, «me han dejado por fin», confiesa. Javi Matía, quien llegó a Cartagena en 1999, con 25 años, cumplirá 44 en diciembre. «Ya es hora de dejarlo», insiste. En total han sido 16 temporadas en el Cartagena Fútbol Sala. No sabe los partidos ni los goles que ha marcado. «Ni llevo las estadísticas ni guardo camisetas. Las regalo todas», dice. Su caso es único. Llegó a estar seis meses retirado, entre junio de 2006 y enero de 2007, en la etapa de Polaris World. Tenía 33 años y estaba ahogado en una oficina. Él quería jugar y Playas de Castellón, club en el que había estado seis años antes de llegar a Cartagena, le rescató. En el verano de 2007, tras la espantada de Polaris, volvió a casa para arrimar el hombro en época de vacas flacas y ha alargado su carrera durante una década más, con dos años de 'excedencia' forzosa tras su enfrentamiento con Luis Fonseca. Entre 2010 y 2012 jugó en Castellón, de nuevo, y en La Unión.
¿Cómo lo lleva? ¿Cuáles son sus sensaciones estos días?
Por fuera, bien. Esta semana no paro de hacer cosas. Muchas entrevistas, actos con aficionados y en el Ayuntamiento, fotos y llamadas. No me puedo quejar porque el móvil no para de sonar y me han llegado mensajes de mucha gente de fútbol sala. Además, la familia, que la tengo muy lejos, está encima mía. Son días de mucho movimiento y no me da tiempo a pensar en que es el final. Lo que me está pasando es muy bonito.
homenaje
El último pleno municipal tuvo un hueco para el jugador cántabro. Así, tras la propuesta del PP de poner su nombre al pabellón central y la respuesta del alcalde, que aseguró que el reglamento actual no lo permite, el pasado jueves se encontró el consenso. El pleno aprobó que la pista en la que juegue el equipo se llamará pista Javi Matía. La idea es que si el equipo comienza la próxima temporada en las actuales instalaciones, sea con el nombre del capitán. Ocurriría lo mismo en el caso de que antes de ese plazo se hayan resuelto las deficiencias del Palacio y se inaugure para el próximo curso deportivo. Esa es la previsión con la que cuenta el club. Sea como sea, el equipo jugará sobre una pista que se llamará como el deportista cántabro.
¿Qué va a hacer a partir de ahora?
Seguir con mi vida, aunque ya sin jugar y entrenar. Seguiré con los niños, por supuesto -es técnico en las escuelas municipales de fútbol sala-.
¿Va a ser entrenador?
No. Ni me he sacado los títulos. No me gusta ni me veo como entrenador porque no soporto a los jugadores. Son muy egoístas y yo no tengo mano izquierda. No podría gestionar un vestuario.
Esta temporada ha jugado 16 partidos y ha marcado un gol. ¿Cuándo decidió que esta era la última?
Hace ya tiempo que lo decidí.
¿Cuál es el motivo?
Varios. Tengo 43 años y cuesta recuperar. Las piernas duelen más y he tenido algunas lesiones. Es fundamental el tema de la familia. Cada quince días hay que irse de casa y en los viajes al norte, que son bastantes, te vas el jueves y vuelves el domingo. Mis hijas son mayores, han crecido sin darme cuenta y vuelan ya solas, pero creo que es el momento. Además, me gusta mucho el running y hago carreras por montaña y con el fútbol sala no puede dedicar todo el tiempo que quiero a esa afición. Es un conjunto de cosas. El día a día es duro y tengo 43 años. Es el momento de dejarlo y sueño que sea con el equipo en Primera.
¿Se arrepiente de no haberlo dejado el verano pasado, justo tras ascender a Primera?
Hice lo que debía. Me veía para seguir un año más y ayudar al grupo. No me arrepiento de lo que hice y si me viera ahora como hace un año, seguro que me quedaría una temporada más. Pero son 43 años, el ritmo de Primera es más alto, mantenerse a tope en el día a día de entrenamientos es difícil y las lesiones me han perjudicado en mi rendimiento durante esta Liga. Yo he intentado aportar, sobre todo fuera de la cancha y sabiendo que ellos, los chicos jóvenes del equipo, son los que tenían que sacar esto adelante. Sabía mi rol.
¿Está satisfecho del nivel que ha dado en su último año en Primera?
He tenido pocos minutos, pero nadie puede reprocharme nada. He dado lo que tenía y lo importante es que el equipo siempre ha estado fuera de los puestos de descenso. Hay que rematarlo mañana.
¿Cómo ha sido su relación durante estos años con Juan Carlos Guillamón, su último entrenador?
El entrenador es el que manda y eso no se discute. Siempre me quedo con lo mejor de las personas y le digo a los demás que hagan lo mismo. Que aprendan lo bueno del otro y nunca lo malo. Con Juan Carlos Guillamón me he llevado bien y nuestra relación ha sido buena.
¿Cómo llevó lo de quedarse fuera de bastantes convocatorias?
Yo no he querido ser nunca una mochila que molesta. Me gusta jugar como a todos, pero no tengo 20 años y lo sé. Cuando Guillamón me ha dejado fuera de la convocatoria, lo he entendido perfectamente y he intentado ayudar desde fuera. He pasado muchos minutos en el banquillo en esta última temporada y he ayudado desde fuera. Y los ratos que he jugado he intentado aportar mi granito de arena. No me puedo quejar, he hecho lo que he podido y nunca podrán decir que no me he esforzado, desde que debuté con 19 años en Playas de Castellón hasta ahora que me retiro aquí, con 43.
¿Qué queda del Javi Matía que llegó a Cartagena en 1999?
Las canas. Llegué con el pelo blanco y sigo igual [ríe]. Vine para seis meses y ya soy un cartagenero más. Me retiro con la ilusión de un crío de 15 años. El fútbol sala me lo ha dado todo y Cartagena me lo ha dado todo. Empezando por los periodistas, que siempre me trataron de lujo. Y de la afición poco puedo decir. Ir por la calle con mis hijas y que me paren niños para pedirme autógrafos es algo que no se puede explicar con palabras. Estos 18 años han sido maravillosos.
Polaris World. Vaya años. ¡Qué etapa! Lo mejor y lo peor.
Yo siempre he dicho que me quedo con los años de Mínguez Sáez y con estos últimos de Plásticos Romero. Cuando era Polaris todo el mundo quería venir a Cartagena. Antes y después, nadie. Pero en Polaris vinieron los mejores. Todo el mundo deseaba que llegara el día 1 de cada mes para cobrar un buen sueldo. Ese era el objetivo. Pero cuando se fue Polaris, todos salieron en estampida de aquí.
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