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mikel fonseca
Jueves, 4 de mayo 2017, 07:20
"Que se sepa que incluso los gigantes apestosos se derrumban. Hola, Netflix". Con esta amenaza en forma de tuit, los hackers detrás del ... pseudónimo The Dark Overlord (El soberano oscuro, en inglés) liberaban el pasado sábado en la red los diez primeros capítulos de la próxima temporada de la serie Orange Is The New Black, uno de los buques insignia de Netflix, un mes antes de su estreno. Y amenazaban con publicar otros 36 títulos de distintas productoras, entre ellos NCIS Los Angeles, New Girl o la tercera entrega de la película xXx.
el soberano oscuro
Hasta hace seis meses, The Dark Overlord eran unos desconocidos en la red. Después de esta filtración, están en boca de todos los medios especializados, que se preguntan quiénes se esconden detrás de esta banda que en medio año ya ha protagonizado otros dos importantes ciberataques. Su modus operandi es siempre el mismo que en el caso de Netflix extraer información sensible y pedir un rescate a cambio de no liberar los datos. Su primer golpe fue simultáneo contra tres empresas médicas estadounidenses, a las que sustrajeron información detallada de casi un millón de pacientes. Según comunicaron, vendieron una parte del material por 100.000 dólares.
Su segundo asalto lo sufrió la compañía Gorilla Glue, muy famosa en EE UU por sus pegamentos y adhesivos, a la que robaron las investigaciones y patentes de sus productos. "Tenemos todo lo que han creado", desvelaron a la prensa. No hubo más noticias. El Soberano Oscuro utiliza siempre un lenguaje pretencioso con sus víctimas y se ofrece como una especie de protector para el daño que ellos mismos crean. Con los medios, a los que recurre obsesivamente buscando publicidad de sus acciones, se muestra burlón. El FBI sigue sus pasos desde hace dos meses.
La publicación ilegal de estos episodios saca a la luz la extorsión que la productora y distribuidora de series Netflix lleva sufriendo desde finales de 2016, cuando El soberano oscuro, a través de la web especializada en seguridad informática databreach.net, anunció que estaba en posesión de "cientos de gigabytes de material audiovisual sin publicar", y acompañaba unas capturas de pantalla para acreditar que no se trataba de un farol.
Tenían la mercancía, y para hacerse con ella no habían atacado ni robado directamente a Netflix, sino a Larson Studios, Inc, una pequeña y premiada empresa de postproducción de sonido. Según relatan varias webs de torrents el sistema de descarga utilizado por los ciberdelincuentes, el estudio y los piratas llegaron a un acuerdo a principios de 2017: aceptaban el pago de 50 Bitcoins unos 65.000 euros, según la equivalencia actual de esta moneda virtual a cambio del silencio. Y redactaron un extenso contrato que El soberano oscuro firmó como Adolf Hitler.
Finalmente, no hubo transacción. Larson Studios decidió no pagar la deuda y, mediante un mensaje remitido igualmente a databreach.net, los hackers avanzaron que renunciaban al chantaje y que no difundirían el material "por falta de interés". Sin embargo, y según el desarrollo de los acontecimientos, parece ser que su propósito oculto era ganar tiempo para lanzar sus garras sobre el pez gordo: Netflix. Así lo explican, el menos, en un reciente comunicado a raíz de las filtraciones: "Naturalmente, nos acercamos a Netflix y a sus amigos para negociar un acuerdo de beneficio mutuo [] estamos forzados a hacerlo. Nos sentimos gravemente ofendidos por la respuesta, o la falta de, por parte de nuestros objetivos". La advertencia, revestida de egolatría, prosigue en términos inequívocos: "No tendría por qué haber sido así, Netflix. [] Creíamos que una empresa pragmática como vosotros vería los beneficios de cooperar con una entidad razonable y piadosa como nosotros".
Los "amigos" a los que se refiere este grupo de malhechores de internet son, entre otros, la NBC, ABC, CBS, Fox o National Geographic, a quienes también menciona en Twitter como posibles objetivos de sus acciones. "Ahora sí que vamos a divertirnos. Se acabaron los jueguecitos", avisaron en la red social poco antes de publicar los episodios de Orange Is The New Black en su poder. Los gabinetes de prensa de las cadenas amenazadas han optado por el silencio, sólo roto por un escueto comunicado de la principal afectada. "Estamos al tanto de la situación", se limitó a admitir Netflix.
Fragil seguridad
Estar "al tanto" no ha impedido que los extorsionadores pongan de manifiesto las frágiles medidas de seguridad que rodean la industria del entretenimiento audiovisual. Primero fueron las copias ilegales, luego los screeners o las grabaciones extraídas directamente de las salas de cine, y ahora las filtraciones antes de que el material llegue a los hogares de manera legal.
filtraciones
65.000
euros 50 Bitcoins, en moneda virtual exigieron inicialmente a Netflix para no difundir el material sustraído de Orange Is The New Black. Hubo un preacuerdo, pero no se llevó a término.
Ninguna se libra
De liberarse los 36 títulos que dicen tener, se convertiría en la filtración de material audiovisual más importante. Ha habido otros casos sonados, como el de Doctor Who, cuyo esperado regreso en 2005 se vio filtrado tres semanas antes. O el reciente estreno de Supergirl, que se anticipó en la red seis meses antes de la fecha prevista por sus productores.
Juego de Tronos
La serie más pirateada de la historia también sufrió una importante filtración, la de los cuatro primeros episodios de su quinta temporada, exactamente el día antes de su estreno en 2015. La culpa esta vez la tuvieron las copias que enviaron a los medios, uno de los cuales se tomó la molestia de eliminar minuciosamente las marcas de agua.
Casos hay muchos, pero Sony Pictures ha sido, sin duda, la víctima peor parada. En 2014, y como respuesta a La entrevista, un filme de humor con Seth Rogen y James Franco intentando asesinar al líder norcoreano Kim Jong-un, la banda de hackers bautizada como Guardianes de la Paz scó a la luz una ingente cantidad de datos sensibles de la compañía, entre los que se incluía metraje de las nuevas películas de Spiderman y James Bond y otros títulos inéditos como Alice o Mr. Turner, así como nombres, salarios y correos personales de importantes directores y actores vinculados a la productora. En un primer momento, el Gobierno estadounidense, también salpicado por las filtraciones, acusó a Corea del Norte. Pero investigaciones posteriores han concluido que una organización delictiva con una estructura sólida tuvo que estar detrás del ataque.
Ante el alcance de este nuevo modelo de extorsión, las grandes corporaciones se han visto obligadas a blindar sus contenidos. La más celosa es la HBO, que se asegura de que aquellos que van a emitir su serie estrella, Juego de Tronos, cumplan unas estrictas medidas de seguridad. Además de las obligaciones contractuales, la cadena americana comisiona a un perito para comprobar in situ las instalaciones físicas e informáticas de sus clientes en cada país, y evaluar a todo el personal que pueda entrar en contacto con el metraje.
A continuación, y con un margen siempre inferior a las dos semanas, envía una copia del material, de ínfima calidad, con marcas de agua y las imágenes distorsionadas, para que los dobladores puedan comenzar su trabajo. La versión apta para la emisión llega justo unos días antes del estreno, y la empresa que ha trabajado en la traducción entrega el episodio "en un lugar seguro", según el relato de un responsable de Movistar+, la cadena con los derechos de Juego de Tronos en España. La copia se almacena entonces bajo llave, dentro de una caja fuerte en una sala de acceso restringido por huella dactilar y tarjeta especial hasta la fecha de su difusión. Este férreo protocolo se refuerza en ocasiones con el uso de códigos y nombres en clave.
Última jugada
No obstante, la última jugada de los piratas informáticos deja al descubierto algunas grietas en el proceder de las grandes productoras. Netflix o HBO invierten cifras astronómicas en incrementar sus medidas de ciberseguridad, pero al tiempo delegan en manos de empresas externas las labores finales de postproducción o doblaje; empresas cuyo celo no siempre alcanza las mismas cotas que el de los gigantes audiovisuales.
El soberano oscuro liberó en un primer momento solo el primer episodio de Orange Is The New Black. Tras hacer ver a Netflix que se habían descargado el capítulo algo que hicieron público, mostrando su dirección de internet, solo para regodearse, colgaron los otros nueve siguientes. Es posible que no tengan los tres últimos de la temporada, ya que se rodaron en tiempos distintos, pero este colectivo de piratas tiene material para hacer mucho daño. Como reza su último tuit: "Se acerca la hora de un nuevo asalto".
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