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Lola Gallardo
Viernes, 12 de mayo 2017, 07:42
Alfonso Sánchez (Sevilla, 1978) es Rafi, la mitad del dúo cómico que saltó a la fama con Ocho apellidos vascos, después del éxito conseguido en las redes sociales con Trilogía sevillana. Su otra mitad es Alberto López, Fali. Son los amigos sevillanos que fueron a ... rescatar a Dani Rovira a Bilbao. El sábado llegan al Teatro Casyc de Santander (20.30 horas) para representar Compadres para siempre, una divertida comedia para un cántabro-sevillano orgulloso de actuar por primera vez en la tierra de su familia materna.
¿Qué va a ver el público en Compadres para siempre?
Es un espectáculo de risa. Son las aventuras de dos amigos íntimos, que son familia porque uno es el padrino del hijo del otro y por eso son compadres. Es un día y una noche con todas las locuras que les ocurren en un día de marcha, víspera de la comunión del hijo de Fali. Todas las peripecias y locuras que les ocurren ponen a prueba su amistad.
¿Qué tipo de historias ocurren?
-Rafi necesita la ayuda de Fali para salir de un entuerto, pero como los dos son un poco desastre, la cosa se lía cada vez más. Y todo desde el punto de vista de dos eternos adolescentes, dos golfos que son una mezcla de pícaro y quijote y quieren huir de todas las responsabilidades.
Rafa y Fali se dieron a conocer en internet hace años. ¿Cómo fue ese comienzo?
El comienzo fue por casualidad. Nos juntamos en un momento en el que no había trabajo y no nos daban oportunidades en cine, teatro o televisión pese a tener una dilatada carrera en solitario. Fue una manera de saltarnos a todos los intermediarios y conectar con el público directamente a través de internet. El mundo del espectáculo español tuvo que aceptarnos por aclamación popular. Eso nos llevó a estar en las producciones de más éxito del país como Ocho apellidos vascos o la serie Allí abajo. Ya llevamos diez años de profesión juntos.
¿Cómo fue la aventura de Ocho apellidos vascos?
Fue por casualidad, porque no se esperaba nada de la película y al principio casi que no queríamos ni hacerla porque no teníamos claro el final del proyecto. Supuso una nueva etapa para el cine español, que volvió a enamorar a los espectadores y significa que comprendemos que podemos contar historias con nuestra propia identidad y sin complejos.
Vosotros creéis en la casualidad.
Nosotros somos víctimas de la casualidad y la causalidad. La suerte o la inspiración, como decía Picasso, te persigue trabajando. Y a nosotros nos pilló en activo.
Las redes sociales han sido vuestra rampa de salida.
Es una forma de saltarte los intermediarios y llegar directamente al público en un país en el que hay tantos intermediarios para todo. Para nosotros ha sido una bendición en un momento en el que era imposible entrar en la industria.
¿Qué sois: humoristas, cómicos, actores...?
Cómicos en la definición más amplia de la palabra. Herederos del oficio de José Luis López Vázquez, Fernando Fernán Gómez, Pepe Bódalo y de Berlanga o incluso si vamos al principio de los tiempos de Francisco de Quevedo.
¿Cree que el público de Santander entiende el humor sevillano?
Yo soy cántabro. Mi madre nació en Los Corrales de Buelna y mis abuelos son de Liébana. Mi niñez está ligada a Cantabria, donde pasé los veranos. Incluso viví un par de años en Santander, donde mis padres montaron un negocio en Puertochico. Me hace gracia que un cántabro sea el máximo exponente del humor andaluz. Yo creo que la comedia es un lenguaje universal. No existe el humor andaluz, sino que hay humor en andaluz, en catalán o con acento madrileño y de la tierruca. Cuando era pequeño me hacía gracia porque con mi acento de sevilla la gente se reía solo con abrir la boca. Pedía una bolsa de quicos y un paquete de estampas y no me entendían y aprendí que había otra manera de contar las cosas y era una bolsa de maíces y un sobre con cromos.
El acento cántabro lo ha perdido.
Dame un par de días allí y te hablo cantando pero rápido. Yo me siento más torrelaveguense que santanderino porque pasaba los veranos en Torrelavega.
No es por un tema de simpatía.
No, no. (ríe) Si quieres entramos en polémica, pero no es porque los de Torrelavega sean más simpáticos. Santander es una de las ciudades más bonitas de España, a la altura de San Sebastián y Sevilla. Yo no soy de esos que dicen Santander, cagar y volver. Para mí esta visita es muy especial porque es la primera vez que actúo en directo en Cantabria, en mi tierra, delante de mi familia.
Vuelve al cine, teatro, televisión, ¿qué proyectos tiene ahora entre manos?
De todo un poco. Gira de teatro y pararé en julio porque voy a ser papá por segunda vez. Hay que estar en casa porque eso es lo más importante de la vida. Y en septiembre empezamos a rodar la segunda parte de El mundo es nuestro.
¿Hay humor en España?
-Por Dios, sin humor España hubiera desaparecido del mapa, se hubiera hundido en el mar. Nos hubiéramos comido los unos a los otros. Gracias al sentido del humor España sobrevive como país y como cultura. Y gracias al humor hemos sobrevivido al Concilio de Trento.
Entonces son los políticos los que no tienen humor.
Sí. Los políticos no se pueden permitir tener sentido del humor si no se les verían las costuras. La realidad política y económica de España ha superado con creces cualquier sátira que se pueda hacer. Ahora que salen las noticias de la familia Pujol recuerdo cuando hace quince años Els Joglars hizo un espectáculo teatral sobre el presidente y no fue nada al lado de lo que realmente se ha demostrado que ha sido. La realidad supera a la ficción siempre.
¿Los del sur tienen más humor que los del norte o es un tópico?
-No sabría decirlo porque soy medio del norte y medio del sur y me he reído tanto en el norte como en el sur. No conozco a gente que le guste más contar chistes y reírse que a los cántabros, asturianos y vascos. Quizás al pasar más tiempo en la calle la gente del sur y tener una vida más social por una cuestión climática, el porcentaje del humor sea mayor. Tiene más que ver con la climatología que con el espíritu.
Terminemos la entrevista con algo gracioso que anime a la gente a acudir al teatro.
Te resumo el espectáculo que protagonizan Rafa y Fali el sábado en Santander. Doce de la mañana llamada telefónica de uno a otro. ¿Compadre? ¿Qué tienes que hacer esta tarde? Oju! Hijo de la gran puta, ya me has liao. Este es el espíritu de la función.
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