¡Al destierro!
Además de ser destino turístico Cantabria ejerce, al parecer, otra vocación como territorio de exilio, como reclamo balsámico para trayectorias polémicas y deportaciones
Olga Agüero
Viernes, 26 de mayo 2017, 08:26
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Olga Agüero
Viernes, 26 de mayo 2017, 08:26
Además de ser destino turístico Cantabria ejerce, al parecer, otra vocación como territorio de exilio, como reclamo balsámico para trayectorias polémicas y deportaciones. Cuando alguien necesita purgar alguna inconveniencia en un destierro temporal hace un viaje vital al norte para disipar tormentas. Lejos de los ... rigores de Siberia, sin más penitencia que aclimatarse a la melancolía de la lluvia y el cielo gris, aquí se desapercibe todo incómodo pretérito. Indiferencia que convierte el desarraigo en un agradable tránsito purificador, que garantiza un confinamiento anónimo y una eficaz terapia de olvido.
El cesado director antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, de afamada memoria por las polémicas grabaciones con el ministro del Interior, vive un retiro quizá un disimulado escarmiento político como juez de vigilancia penitenciaria en Santander. Después de sus presuntas conspiraciones para fabricar escándalos que comprometiesen a los adversarios políticos del partido de gobierno. También eligió Cantabria el portavoz de los controladores aéreos en aquella huelga encubierta que cerró el espacio aéreo español y que dinamitó con furia y desprecio su reputación como colectivo. César Cabo se refugia en la torre de control del Seve Ballesteros. "Una vida tranquila para cambiar de aires", explicó en una entrevista.
Bárcenas también fue cabeza de ratón en este exilio cantábrico, cuando en su partido necesitaron disfrazarle de senador y fue destinado a provincias, representando a un territorio que ni pisaba ni conocía. El nombre de Cantabria, refugio y trampolín para el extesorero de los populares, quedó asociado a sus escabrosas operaciones financieras, aún por acabar de esclarecer.
Ahora el ministro de Interior nos envía otro alambicado expediente. En esta ocasión el nuevo jefe superior de Policía condenado a seis años de inhabilitación que no cumplió porque le indultó Aznar por un delito de torturas. Comportamiento que no ha neutralizado ascensos profesionales. Lo que da Santa Rita no se quita. No extraña, en esta circunstancia, que sea la patrona de los funcionarios. Porque el vínculo que se adquiere al acceder a este cuerpo es tan férreo que no se quiebra pese a la notoria ausencia ética de la conducta de nuestra estrenada autoridad.
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