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La única fuente de este mineral se encuentra en el agua del mar y en las algas. Es la gasolina del cuerpo producir hormonas tiroideas
Yodo, la sal de la vida

Yodo, la sal de la vida

Su escaso consumo es la primera causa de daño cerebral. Dos tercios del mundo han erradicado el riesgo por ley: toda la sal a la venta debe ser yodada. En España ni se obliga ni se controla, y encima más de la mitad es fraudulenta

icíar ochoa de olano

Viernes, 26 de mayo 2017, 08:26

Comprar sal de mesa dejó de ser hace tiempo una disyuntiva asequible: gorda o fina. En la última década, la industria alimentaria ha abarrotado las baldas dedicadas al cloruro de sodio en cualquier supermercado de barrio con una oferta apabullante. En la actualidad, ... la gama de posibilidades puede superar tranquilamente las quince. Que si gourmet, ahumada, a las finas hierbas, rosa del Himalaya, negra de Hawai, Maldon o aromatizada con curry; en grano, en escamas, en flor y hasta con fisonomía de chuzo. Por encima de las exigencias de cada paladar, y más aún de las estrategias crematísticas del sector, en dos tercios del mundo solo está permitida la venta de sal yodada. Al margen de cuál sea su color, sabor o apariencia. En Sudamérica, Canadá, África, los países de la extinta Unión Soviética y en prácticamente todo Asia, los gobiernos respectivos han ido imponiendo esa medida por decreto. La razón se repite en todos los casos: erradicar los severos riesgos que conlleva para la salud humana el escaso consumo de yodo y, en el caso de las naciones menos desarrolladas, reducir el porcentaje de personas con déficit intelectual en la población. No en vano, una baja nutrición de ese mineral es la primera causa de lesión cerebral en el mundo, reconocida por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).

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