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susana zamora
Sábado, 27 de mayo 2017, 08:29
Acababa de lanzar su cuarto single, Love Me Tender, e iniciaba una vertiginosa carrera cinematográfica. Empezaba a cosechar sus primeros éxitos tras años sin despuntar en la música cuando su agente, Tom Parker, le sugirió algo que a priori parecía descabellado. El que fuera manager ... de Elvis Presley durante toda su vida le propuso marcharse a hacer el servicio militar en plena efervescencia de su carrera. Había que limpiar su imagen de ídolo rockero de jóvenes y ganarse al público más conservador. Fue una decisión arriesgada, pero no se equivocó. La estrategia de marketing le funcionó tan bien como el cambio de imagen que unos años después Brian Epstein imprimió a los Beatles. Les hizo trocar los vaqueros y la chupa de cuero por el traje y la corbata. Les convenció para que hicieran algo tan elemental hoy día como una reverencia sincronizada al final de cada concierto para despedirse del público. La banda confiaba ciegamente en este joven gay de familia judía poseído por un excepcional espíritu emprendedor, que le valió ser conocido como el quinto Beatle.
the beatles
Fue acusado de dejarse devorar por las editoriales musicales, permitiendo que se hicieran con el 40% de los derechos de las canciones de Lennon y McCartney.
En ambos casos, sus representantes fueron decisivos en el éxito que tuvieron, pero también de parte de las pérdidas económicas que sufrieron años después. Parker fue acusado de despilfarrar los ingresos de Elvis y de cobrar unos honorarios excesivos (casi el 50% de las rentas de Elvis), mientras que Epstein se dejó devorar por las editoriales musicales, a las que permitió llevarse el 40% de los derechos de las canciones de Lennon y McCartney mientras el grupo cobraba una miseria en regalías de la discográfica por no gestionar buenos contratos.
A la sombra de quienes emprenden una carrera, ya sea musical, cinematográfica, deportiva o literaria, suele haber personas que se preocupan de todo aquello que no tiene que ver propiamente con el trabajo del artista. Son los representantes. Sus días transcurren colgados al teléfono, buscando proyectos, hablando con directores de casting, negociando contratos, cerrando conciertos o llevando una agenda para que su representado llegue puntual a todo. Le plantean oportunidades y le ayudan a tomar decisiones. "Estamos para intentar hacer una buena carrera del actor o sembrar para que en el futuro lo sea", apunta Antxo Rodríguez, abogado y representante de la Agencia Alterego, que creó hace cinco años y que en la actualidad lleva a actores como Silvia Abril y José Corbacho y directores como Isabel Coixet.
De la gestión de estos profesionales depende parte del éxito o fracaso de sus representados. También de la transparencia y la relación de confianza que mantengan. "Debe ser una confianza total en lo profesional, donde el representado sienta que puede hablar de cualquier cosa relacionada con su carrera", enfatiza Borja de la Vega, representante de Emilio Gutiérrez Caba, Maggi Civantos y Alba Flores, entre otros, en la Agencia Kuranda.
elvis Presley
Tom Parker. Fue el descubridor y manager de Elvis Presley en toda su carrera. De origen holandés, entró en EE UU como inmigrante ilegal.
A la muerte de Elvis, fue acusado por la familia de cobrar comisiones abusivas.
Pero negocios y familia se cruzan con demasiada frecuencia, y no siempre con buenos resultados. Aún resuenan los ecos de las peleas de los Sánchez Vicario cuando los padres de Arantxa dejaron pelada a la tenista, o de los lamentos de la actriz Carmen Maura, que otorgó poderes universales a su marido y éste la dejó con 170 millones de las antiguas pesetas en deudas. En otros casos fue lo contrario. El propio Salvador Dalí confesó que, de no haber conocido a su mujer, Gala que a la postre, además de amante y musa, se convertiría en su agente, no habría llegado a ser el pintor universal que fue: "Ahora tengo el convencimiento de que no soy tan mediocre como creía gracias a ella, que siempre confió en mi gran talento", aseguraba.
Muchos representantes llegan a este mundo por casualidad, con frecuencia porque conocen personalmente a creadores que precisan de un asesor. En muchas ocasiones se convierten en su mano derecha y los representados confían su futuro y sus ahorros a esa persona sin pensárselo dos veces. Así comenzó la relación del cantante Luis Miguel y su exmanager William Brockhaus, un empresa.
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