Acción y reacción

Otra expresiva causa-efecto, en diferentes términos, es la reacción del Instituto Miguel Herrero que ha castigado a sus alumnos sin graduación por el boicot que hicieron a las reválidas. Sanción disciplinaria «por hacer el gamberro». Aunque no es una sanción a los infractores 25 estudiantes que escribieron insultos en el examen sino un castigo colectivo para los 68 alumnos de clase. En la categoría gamberra incluyen a 31 que escribieron repetidamente Cantabria contra las reválidas. Frase que según la dirección sólo se podía escribir una vez. Al parecer la desobediencia también está sujeta a protocolo. Un acto de protesta de la mitad de la clase se tacha de gamberrada y se sofoca con fuegos de artificio. Primero lo califican de infracción y después conmutan la pena individual días de suspensión de clase por una pena colectiva. Ha sido más justo perjudicar a todos, incluso a los ocho que respondieron correctamente al examen. Daños colaterales. La última lección de secundaria que reciben estos jóvenes es una primaria disciplina ética. Mezclar gamberros con merinas y defender que paguen justos por pecadores. Indulto para los gamberros, represalia para los reivindicativos e injusticia para los obedientes.