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Álvaro Machín
Domingo, 11 de junio 2017, 07:58
Al principio, cuando sólo escribía, probaba sus canciones en un francés inventado. Quería saber cómo sonarían cantadas por Aznavour. Su adolescencia musical le perteneció al francés, pero su madurez dio la vuelta al mundo. "Daría cualquier cosa por resumir una historia que a mí me ... cuesta un libro en tres minutos, como dura una canción suya". Es lo que dijo Gabo de José Luis Perales (Castejón, Cuenca, 1945). Su visita a Santander será especial. Con 72 y después de cuarenta, ofrecerá un concierto "inaudito". Porque al repasar y hay mucho que repasar no recuerda una última vez. Será su debut y todavía quedan entradas.
Es un tipo tímido, comedido...
Sí, creo que soy demasiado tímido. Voy con pies de plomo para todo. Si hay una mala crítica, no me enfrento. Me da vergüenza. Al principio, cuando iba a las discotecas en invierno, a La Coquette en Vitoria o a la sala Garden en Bilbao, a la hora de salir al escenario me asomaba para ver si, con un poco de suerte, había poquita gente. Así, cualquier fallo que pudiera tener no tendría ninguna repercusión. Eran los miedos, los pánicos... De hecho, aparezco muy poco en los medios porque estoy en un mundo un poco raro. Muy de solitario. De mis composiciones, de mi taller de cerámica... En cosas que no tienen nada que ver con lo masivo. Pero sí puedo decir que, después de todo este tiempo y de estos tres años que llevaba sin salir, esta gira ha sido de las más hermosas de mi vida. Tal vez hacía mucho tiempo que no me veían y estoy feliz. Ha sido algo precioso.
¿Le abruma hablar de millones de discos o de ser (está escrito) "el cantautor hispano más versionado"?
En eso no estoy mucho ni me informo demasiado. A veces se exagera... Pero son cuarenta años, ha habido muchísimas canciones cantadas por mí y muchas canciones grabadas por otros artistas. A veces me sorprendo cuando voy a alguna emisora en algún país y sale un cantante que ni conozco cantando una canción mía. O una cantante japonesa con el Porque te vas en japonés, que nunca lo había oído. No sé si el más versionado, eso igual es una frase de promoción de la compañía (quiero pensar que será eso), pero la gente conoce muchas canciones y descubre a través de algunas versiones que yo hago ahora y que hace tiempo hicieron Julio Iglesias o Jeanette, que son canciones mías.
"¿Pero esa también es tuya?", me dicen. "Sí, pero es muy antigua". A veces se comete una pequeña injusticia en las emisoras. En América siempre que ponen un disco dicen de tal autor cantada por tal cantante. Aquí no se ha dado demasiada importancia al autor al presentar las canciones. Sólo al cantante. Y mucha gente ha pensado que algunas eran suyas, de los cantantes. Pero vamos, no cuento todos los días los discos de oro o de platino que tengo... Están en mi pueblo y no los ve nadie ni los conoce nadie. En mi casa del campo.
¿España trata bien a sus mitos?
Yo creo que España es un país bastante duro, bastante difícil para mantener los mitos. No tiene nada que ver con Francia o con Estados Unidos, donde son iconos por siempre y para siempre aunque no hayan hecho nada más que una canción. En España se olvidan más pronto muchas cosas, aunque haya canciones que han quedado en la mente de la gente y ya está. Realmente hay que pelear mucho, hay que hacer muchos méritos para que se te reconozcan. Y muchos años. Hay que hacer una reválida cada día.
¿No somos un poco cainitas? Llamar hortera a lo que tenga que ver con Julio Iglesias, Raphael o usted en otros países estaría penado...
Posiblemente sí. Nos queda por aprender a la hora de respetar a los artistas, a la gente creativa... Se nos borra muy fácilmente.
La etiqueta que siempre le ponen es la de que bueno es Perales, que buena gente. Su mujer dice que cuando ella hable, verán...
Manuela dice: El día que hable yo se van a enterar. Tan buenecito.... Malo no soy, pero tan bueno, tan bueno, rozando el tontito, tampoco...
Tiene 72 años. Le vi en Bilbao y está como siempre, con la voz igual...
En las críticas después de los conciertos casi todos coinciden en que la voz está mejor que nunca. Será que la he ejercitado en tantos conciertos, casi setenta en esta gira, que se ha puesto en marcha de nuevo. Y yo físicamente me encuentro bien, con muchas ganas de seguir haciendo cosas. Soy muy inquieto y, de repente, me puedes ver en mi taller haciendo porcelana o escultura o en Cuenca, en mi campo, excavando mi huerto... Tengo mucha actividad. Será por eso que me conservo bien físicamente.
¿Y José Luis Perales, a estas alturas, está en calma?
Sí. Mientras te acuestas por la noche, te duermes pronto y no te desvela casi nada, es que por dentro estás en calma. Trato de capitalizar en el sentido más positivo las cosas malas que a veces pasan alrededor. Las noticias que te quitan la tranquilidad. Creo que soy bastante apacible, bastante tranquilo. Aunque no tanto como la gente cree. Tengo mucho bullicio en mi cabeza. Siempre estoy inventando alguna historia. Pero la calma espiritual, esa que te da sentirte bien contigo mismo y los demás, con tu entorno, con hacer un trabajo para el que tienes vocación y con el agradecimiento de que la gente lo recibe con el ánimo con el que lo entregas, hace que me encuentre bien. Muy pagado por mi trabajo, en el mejor de los sentidos.
A su manera, sin gritar, suelta en una canción reciente que dejó a los gobernantes desgobernando todo...
Claro, sí, sí. Y a los más generosos, entre comillas, amasando fortunas. Yo sé que he sido el crítico que nadie ha visto. He sido un crítico de cosas que intencionadamente nunca he ocultado. Las he dicho en voz baja para los que buscan en mí algo más que un cantante romántico, del cual no reniego en absoluto. Pero creo que desde el principio, si buscas en mis discos, está doña Asunción, por ejemplo. Esa sociedad burguesa, de pueblo, que comulga todos los días y se da golpes de pecho con el mazo. O la inmigración. Lo padecí en mi pueblo. Y el amo y el mozo, la diferencia social entre pobres y ricos, que dejaban sus camastros en las cuadras para que durmieran sus empleados. Todas esas cosas las ví, me dolieron, las canté y mucha gente no entendió nada, no escuchó nada.
Ha contado que a la hora de votar, ha sido variable. ¿De qué pie cojea?
No cojeo de ningún pie y cojeo un poco de todos. No descarto ningún pie, en todos con los que puedas caminar hay algo bueno y algo negativo. No tengo el carné de ningún partido y, desde luego, los que me defrauden, saben que tienen mi castigo. A los que me dejen contento, les votaré otra vez. No he votado siempre al mismo. Siempre a los que creo que han hecho bien a la gente común.
¿En la voz de quién le ha emocionado más una canción suya?
Es un grupo, no una voz olo. Mocedades (ahora Consorcio) son los que me han despertado más emoción con canciones mías. También Raphael ha dado el alma en las que he escrito para él. Cuando escribo para alguien me convierto en ese alguien para que lo escrito, lo que tienen que cantar, lo entiendan como suyo. Pero también ha habido cantantes a los que has dado una canción y no ha tenido ni la repercusión ni la interpretación que esperabas. Eso pasa. Sobre todo al principio, porque uno tiene que comer. Con el tiempo te haces más selectivo... Pero siempre buscas una conexión entre el cantante y tu forma de ver la vida.
'¿Y cómo es él?'. Sé que fue para Julio Iglesias y siempre me he preguntado si alguien es capaz de encajar así una infidelidad. ¿Usted podría?
Creo que no. Manuela incluso me dijo cuando la escribí: ¿No será para ti? No te veo yo tan condescendiente, tan elegante, tan respetuoso.... Posiblemente mi sentido no fuera tan generoso. No era para mí. Era para Julio, que en ese momento cantaba sus cosas. Evidentemente tampoco sé el momento en el que estaba. Pero era un encargo de su productor. Nunca pensé cantarla yo y fue una historia con la compañía, que no me dejaba dársela. Y te digo una cosa, es la única canción de todas que, al cantarla, me da la impresión de que me la ha escrito alguien. Que la ha escrito otro. Nunca la sentiré mía. Es una pura interpretación teatral porque no soy yo.
En un libro de Pablo Carbonell se cuenta que Pablo Escobar le hizo cantar varias veces en un concierto. ¿Eso es verdad?
Ni conocí al señor Escobar ni canté jamás ni una ni siete veces para él ¿Y cómo es él?. Pero como a mí no me gusta discutir, la gente puede inventar cosas para vender un libro. A mí me sorprendió, pero no soy de salir al encuentro de una historia y discutirla... Me lo comentaron y me pareció una estupidez. Pero tampoco va a estar uno pendiente.
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