"El flamenco no es coger una guitarra y tocar las palmas. Es más complicado"

Comenzó a hacerlo casi desde el inicio de una carrera discográfica salpicada de incursiones en géneros, de colaboraciones de diversa procedencia y de un trabajo muy intuitivo. Ámame como soy es la continuación de Joyas prestadas, el álbum de 2006 en el que hacía suyas canciones de Juan Luis Guerra, Serrat, Alejandro Sanz o Maná. Hoy firma canciones de Rubén Blades, Pancho Céspedes o, nuevamente, Juan Luis Guerra.

¿Qué es Ámame como soy?

Es un trabajo diferente al que yo hago habitualmente. Son canciones muy conocidas en Latinoamérica, interpretadas por artistas de otros géneros, diferentes al mio, adaptados a mi forma y manera de cantar. Hay canciones de Juan Luis Guerra, Rubén Blades y Pancho Céspedes, además de composiciones nuestras, de mi marido Julio Jiménez, Chaboli, y mías.

¿Es una continuación de Joyas prestadas?

Sí, pero este es más latino y se arrima más a la salsa.

Es su disco más americano, ¿es también el menos flamenco de su carrera?

No lo creo. Tengo otros álbumes alejados del flamenco. Soy una artista flamenca pero mis discos siempre se han salido un poco del flamenco.

¿Volverá a sus raíces?

Si, claro. Es mi forma de ser y de cantar y eso no se puede negar. Pero es cierto que siempre hice canciones interpretadas por otros artistas y de otros géneros.

¿Qué recuerda de la niña que se subió a un escenario por primera vez?

Me acuerdo mucho porque eran mis principios. Lo recuerdo con mucho cariño y con mucha ilusión. Es algo que nunca he perdido, la ilusión por cantar.

¿Qué le empujó a cantar?

Mi madre. Aprendemos de nuestra familia, de lo que vemos en casa. Ver a mi madre que cantaba y se dedicaba a esto. Yo la acompañaba siempre porque soy la pequeña de cinco hermanos y la única niña. Quizás eso fue lo que me empujó a cantar porque creo que desde que estaba en su vientre ya cantaba.

¿Qué supone en su vida cantar?

Es mi vida. No me imagino mi vida sin el cante o sin el flamenco. Forma parte de mi. Es como si fuera una hermana gemela que va contigo siempre, o una parte de tu cuerpo.

Después de más de veinte años sobre los escenarios, ¿cómo cree que ha sido su evolución?

Llevo ya 22 años sobre los escenarios y espero y deseo haber tenido una evolución. Son muchos años desde mi primer disco y he tenido la gran suerte de rodearme de buena gente y muy buenos músicos. Eso te hace madurar, mejorar y aprender.

¿A quién admira?

A muchísima gente. Cualquier artista, cuando te dedicas a la música, puede coger cosas de mucha gente. Mi madre dice que hasta del más malo aprendes algo. Todo el mundo tiene su manera de hacer e interpretar y siempre se puede aprender.

¿Qué le inspira a usted?

La vida, el día a día, lo que uno vive, tu tierra, tus vivencias... tus amigos y tu entorno. Eso es lo que al final uno expresa. Uno se inspira tanto para las alegrías como para cosas más profundas.

Cuándo se enfrenta al público, ¿qué siente, cómo lo afronta?

Es el momento cumbre del artista. El momento máximo. Tener al público contigo, que te apoya y te escucha y saborea lo que haces, es el momento más bonito.

Sé que es difícil pero ¿con qué momento de su trayectoria o con qué canción, se queda?

Es complicado de contestar. Hice cosas muy bonitas, como actuar en los Grammy latinos y representar a mi país con el flamenco. Todos son momentos muy bonitos y emocionantes. Cuando lo veo, siento que soy yo la artista flamenca y represento mi música y a mis raíces. Cualquier noche puede convertirse en mágica, por el teatro o la gente, ser algo maravilloso.

¿Qué le ha enseñando el flamenco en su vida?

Todo lo que hago. El flamenco es una música muy difícil y complicada. No es coger una guitarra y tocar las palmas. Es complicado tocar las palmas, la guitarra, bailar y cantar. El flamenco me ha enseñado mucho. Hay muy buenos intérpretes para bailar y cantar. Todo lo que sé a nivel artístico y profesional me lo ha dado el flamenco.

¿Está bien valorado en España el flamenco o más en el exterior?

En el extranjero es una música muy atractiva, quizás porque lo desconocen y no saben cuáles son sus raíces. Por eso les atrae, porque les parece distinto. La dificultad del flamenco se ve aunque no lo conozcas y sea la primera vez que lo escuchas. Pero en España también hay mucha afición, pero todos queremos más, tener un mayor reconocimiento y más apoyos.

¿Hay cantera de jóvenes en el flamenco?

Sí, porque Camarón y Paco de Lucía crearon una escuela importante y dejaron un legado fuerte. Pienso que hay mucha gente que viene detrás empujando, niños y niñas que cantan muy bien y tocan el cajón flamenco, bailan... Yo creo que siempre va a existir, no se puede perder el flamenco.

¿Cómo prefiere que le llamen María Rosa o Niña Pastori?

(Ríe) Siempre vamos juntas, de la mano, pero somos diferentes. Mi vida personal es distinta, aunque la gente que no me conoce no lo crea. No soy nada artista en mi vida. Dicen que hay que ser y parecer artista, pero mi vida personal es otra historia. Mi casa, mis niñas y una vida tranquila, ropa cómoda, parques... Y luego viajo y me subo al escenario y mostrar lo que sé hacer profesionalmente.

¿Alguna de sus hijas va a seguir sus pasos?

Todavía son pequeñas, no lo se. Pastora cumplirá nueve años el próximo mes y María hará 5. Son muy pequeñitas. Les gusta la música y lo viven en casa. Escuchan a Rihanna y esas cosas que escuchan las niñas.

¿Y a usted qué música le gusta escuchar?

Nos gusta escuchar de todo. Mi marido es percusionista y escucha música brasileña, también música clásica... De todo.

Terminemos mandando un mensaje al público que irá mañana a corear sus canciones. ¿Qué les decimos?

Que tengo muchas ganas de estar en Santander, una ciudad maravillosa y preciosa donde tengo muchos amigos, a los que quiero. Y que será una noche muy bonita y especial, o al menos vamos a intentarlo.