123456

Qué invento la contraseña. Así guardamos en la actualidad nuestra intimidad y posesiones. Es la llave por excelencia y la omnipresente reina que nos ampara. Supongo que todo comenzaría con el santo y seña de los militares, aunque pronto se detectaría el riesgo de las palabras claves. Porque ¿a quién se le ocurre poner un 'Ábrete Sésamo' y cacarearlo a los cuatro vientos para que un inoportuno Alí Babá tomara nota del asunto?

Los españoles no somos tan diferentes. Una compañía de ciberseguridad ha hecho público un informe con el listado de las contraseñas más utilizadas en España en 2022. Adivinen cuál ha sido la más frecuente: '123456'. Además, entre las diez primeras hay ocho que tienen relación con los números seguidos o repetidos. Las otras dos son 'swing' y 'password'. Está visto que nuestros secretos y tesoros corren peligro, como les ocurrió a los 40 ladrones de la cueva mágica. Pero es que no me extraña. La exigencia de tantos códigos de acceso ha terminado por desquiciarnos. Ya no podemos acudir a una frase o una combinación numérica fácil de memorizar, porque para que sea válida y segura tiene que incluir mayúsculas, minúsculas, números, signos raros, un número determinado de ellos y un día de estos hasta nos van a pedir que escribamos sonetos. Tampoco nos recomiendan apuntarlas ni utilizar una única contraseña. Así que, en rebeldía, estoy dudando entre el '123456' o el 'Ábrete Sésamo' aunque, eso sí, sin secretos que esconder y bien disfrutados los tesoros, que es la mejor manera de que nadie te los lleve.