Secciones
Servicios
Destacamos
El año que dejamos atrás ha sido un año marcado claramente por el aumento de la mortalidad. Según los últimos datos de Eurostat, el exceso de mortalidad (aumento inusual de la mortalidad durante un período específico en una población determinada) en la Unión Europea ha ... sido en septiembre del 9% frente a la media de dicho mes entre 2016 y 2019.
España se encuentra en los primeros puestos de este listado e incluso, algún mes, como el pasado julio, hemos tenido el dudoso honor de encabezar dicho listado.
Aún es pronto para poder conocer a qué se ha debido este exceso de mortalidad, aunque algunos expertos apuntan como posibles causas el covid persistente y las sucesivas olas de calor que ha vivido nuestro país este verano.
Ambas causas impactan de lleno en el ámbito laboral y, sin embargo, como ocurre con otras muchas (cáncer, miocardiopatías, infartos, etc.), en la mayoría de los casos no están reconocidas como accidente de trabajo.
2022 ha sido para la salud de los trabajadores y trabajadoras de este país un 'annus horribilis', al que hay que sumar no sólo este exceso de mortalidad del que venimos hablando sino una tasa de siniestralidad laboral que ha sufrido un aumento del 17% con respecto al año pasado.
Cantabria no es ajena a esta situación, más bien al contrario. La tasa de mortalidad se disparó un 23% los primeros siete meses del año mientras que la de siniestralidad aumentó tres veces más, concretamente un 60% más con respecto a lo acumulado en los once primeros meses del pasado año. Si respecto a la tasa de mortalidad no sabemos cuántos de esos casos han tenido su origen en el trabajo, en el caso de la siniestralidad laboral las cifras reconocidas son escandalosas: 12 personas han perdido la vida y 37 han sufrido un accidente grave, algunas de ellas con secuelas para toda la vida.
Lejos de mejorar, empeoramos. En Cantabria se registran más accidentes y de mayor gravedad. En estos once meses se han comunicado un total de 8.562 accidentes. Para ver estas cifras de siniestralidad hemos de retrotraernos casi tres lustros, concretamente al año 2008.
Es indignante este retroceso y esta situación. La prevención de riesgos laborales es meramente testimonial y burocrática en los centros de trabajo, a las pruebas me remito. Cualquier sociedad del mundo desarrollado debería sentirse profundamente avergonzada y lo que es más importante, cualquier sociedad mínimamente responsable, debería reaccionar frente a esta situación.
Reacción, esa es la actitud y desde UGT lo tenemos muy claro: hemos de revertir esta situación. Es necesario recuperar el espíritu del 95, cuando con la ley de prevención se reconoció el derecho de la población trabajadora en el ámbito laboral a la protección de su salud e integridad. Para garantizar este derecho la ley establecieron diversas obligaciones al empresariado y se indicó las actuaciones de las Administraciones públicas que pudieran incidir positivamente en la consecución de dicho objetivo.
Es por tanto el momento de hacer realidad de una vez por todas este mandato. La Estrategia Cántabra de Seguridad y Salud 2023-2028 tiene que ser la herramienta que frene el incremento de la siniestralidad. De hecho, entre las aportaciones realizadas por la UGT al borrador de esa Estrategia, destaca la inclusión de un objetivo en concreto: «La cultura preventiva», que se desarrolla en diversas líneas de actuación, siendo la más importante la del reconocimiento de la figura de un asesor de cultura preventiva o delegado de prevención territorial como facilitadora del acceso a la prevención de riesgos laborales en todos los centros de trabajo, especialmente en aquellos más pequeños y con menos plantilla que no cuentan con un delegado de prevención propio.
Además, el borrador de la Estrategia Cántabra de Seguridad y Salud recoge una demanda realizada por este sindicato desde hace más de dos décadas, y que no es otro que el diseño y la implantación de un sistema de comunicación de sospecha de enfermedad profesional en Cantabria. De esta manera se podrán visibilizar numerosas enfermedades que, como hemos comentado anteriormente, pasan por comunes cuando debieran estar totalmente encuadradas en el sistema profesional como enfermedades que han tenido su origen en el ámbito laboral.
En definitiva, si 2022 ha sido el 'annus horribilis' de la siniestralidad laboral, 2023 tiene que ser el año del cambio, el año en el que en Cantabria comience a implementarse la cultura preventiva en los centros de trabajo y en la sociedad en general.
Ésta ha de ser la lucha de toda la sociedad cántabra, es hora de salir, de revertir la situación, es hora de buscar y de aprehender la cultura preventiva. Hemos de hacerlo, es posible, porque como bien decía Almudena Grandes en su obra 'Atlas de geografía humana': «Las cosas cambian. Parece imposible, es increíble, pero a veces pasa». Me atrevo a apostillar que, para que pase, hay que intentarlo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.