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Con las campanadas de Año Nuevo, hemos entrado en el 2776 AUC, es decir, 'ab urbe condita', o 'desde la fundación de la ciudad', siendo esta Roma. Cuando los romanos de Augusto y Agripa conquistaron los territorios de los cántabros, tenían ya a las espaldas ... siete siglos como unidad política. Esto son doscientos años más que la existencia de España si la contamos desde los Reyes Católicos. La civilización que vino aquí acorazada y con malas intenciones era ya muy veterana, tan veterana como que había sido necesario recauchutarla constitucionalmente, con el principado del propio Augusto. A algunos pueblos los había conquistado el primitivo reino de Roma. A la mayoría de los posteriores, la República romana. Pero a los cántabros los domeñó un naciente imperio. 'Imperium' era 'mando del ejército': a partir de ahí todo se militarizó y, al variar la suerte guerrera o la unidad castrense, se iría al garete por etapas. El Imperio Romano es el experimento histórico más largo que demuestra que solo con centuriones no se puede mantener nada grande. Las legiones más poderosas son las de los oradores.
Esta lengua en que escribo viene de aquella ('ista', 'lingua', 'scribere', 'venire', 'qua', 'illa' figuran en todo diccionario de latín). Mucho contenido de cultura, tanto cotidiana como especial en las artes, las ciencias y la filosofía (latina en todo menos en el nombre, que es griego para disimular y darse pote) arraiga en la interpretación y traducción del mundo que se hizo en Roma y luego pasó, por la Edad Media, la Iglesia y los humanistas de la primera Modernidad, a las lenguas actuales. Los cántabros somos más romanos que cántabros. La huella anterior a Roma es imperceptible e ininfluyente (solo influye lo que nosotros, los romanizados de dos milenios después, creemos que eran los cántabros... según lo que referían los romanos y griegos de entonces). En realidad, estamos en 2776, aunque, si alguien considera que el legado específico del cristianismo resulta más importante que el romano general, se lo respeto y puede, 'sine crimine vel timore', decir '2023'. Feliz Año.
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