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Después de dos largos años, volvemos a celebrar el día de los abuelos en el colegio San Agustín de Santander. Han pasado tantas cosas… La pandemia ha segado muchas vidas, ¡ha cambiado a tantas personas por dentro y por fuera!, pero también nos ha ayudado ... a darnos cuenta de lo que es verdaderamente importante. Nuestros abuelos, lo son y mucho, y es que la vida nos ha llegado a través de ellos, son como la cumbre de nuestra montaña existencial en donde nace el río de nuestro decurso humano.
Lo son porque lo han dado todo, han sobrevivido a todo y a todos; vaivenes políticos, posguerra, transición, democracia, cambios de siglo, modas, gracias y desgracias e incluso al tiempo. Son unos supervivientes, pero lo son no sólo por haber superado mil pruebas, por sobrevivir. Lo son también por eso, por ir más allá del vivir cotidiano, por hacer del vivir más que una experiencia, podríamos decir que incluso un arte. Maestros en bricolaje, en repostería, en contar cuentos, en acoger, en acompañar, en fe, en sacrificio, en generosidad, en reunir, en celebrar y concelebrar, en detalles… En definitiva, maestros en el difícil arte de unir, aunar, y hacer familia.
Su papel es imprescindible para crecer sanamente, para sentirse queridos, para aprender a andar en bicicleta, para soñar en voz alta, para viajar al mundo de la utopía. Abuelos y nietos, 'Aquiles y la tortuga', pero siempre juntos. Mimar y ser mimados, rejuvenecer en los ojos de los más pequeños, volver a sentirse niños, padres y definitivamente abuelos, dar y darse, entendiendo que el amor se merece cuando se ofrece, y que eso enriquece más que todo el oro del mundo. El que los contempla conoce el amor, son ángel de la guarda frente a los demonios, son todo corazón. Tenemos más vida cuando los tenemos cerca, tienen la risa que hace olvidar los problemas, no hablan tanto como nosotros, saben escuchar.
Son un faro encendido frente a las tormentas, siempre están ahí, para bien y para mal. Qué bonito es quererlos y en ellos poder confiar, afortunados nosotros por recibir su bondad. No tienen miedo a la gente, ni a la vida, han sido y son, valientes de verdad.
Nos enseñan todos los días, que el bien vence al mal, que la justicia es muy importante, tanto como la libertad. Sus rostros cuando están con nosotros, son la cara de la felicidad. Son sus ojos pura dulzura, sus besos saben a pan y a hogar. A 12 de marzo, de 2022, os prometo, que hoy mañana y siempre voy a cuidar de vosotros. Feliz día, abuelos.
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