Que esto acabe pronto

En otras circunstancias hablaría de lo complicado que es esto de trabajar en casa con Dani discutiendo con su hermana o reclamando la tableta en mitad de la videconferencia diaria con todo el equipo. No tiene precio. Por cierto, ya es un habitual de la Mesa de Redacción de Teresa Cobo, la subdirectora. Tiene mérito. En otras circunstancias les preguntaría si ustedes han corrido -correr, no andar- alguna vez este último mes en el pasillo de casa. ¿Cuántos kilómetros dicen que han hecho?

En otras circunstancias hasta hablaría de los que se empeñan en poner palos en las ruedas de nuestro trabajo en vez de hacer el suyo. La lista va en aumento. Pero no. Todo queda relegado a un segundo plano en mi cerebro. Es imposible quitarse de la cabeza lo que hay detrás de este número: 158. Una cifra que a esta hora desgraciadamente ya se habrá incrementado. Son los muertos por coronavirus en Cantabria -en España hay muchos más-. Las víctimas, de avanzada edad en su mayoría. Personas, no números. Con sus nombres y apellidos. Con sus familias destrozadas. Destrozadas por esta pesadilla. Que acabe ya.