Secciones
Servicios
Destacamos
La senda costera de Santander vuelve a entrar en la agenda política. El Ayuntamiento quiere un trozo del pastel de 19 millones de euros del programa de planes de sostenibilidad turística, y ya ha presentado al consejero Javier Marcano un proyecto para intervenir en ... la única zona virgen que le queda a la capital. No es algo nuevo. Existe cierta obsesión desde hace 20 años por domesticar y urbanizar la ruta entre Cabo Mayor y San Román. Por convertir los acantilados de Costa Quebrada en un paseo marítimo cuando su grandeza, precisamente, es haber escapado de la mano humana y conservar su espíritu asalvajado. Y no ha sido por falta de intentos. El Ministerio ya lleva gastados casi dos millones de euros entre construir y derribar las pasarelas, barandillas y miradores con los que alicató toda la costa norte de Santander en 2014. Y el Ayuntamiento, ese mismo año, invirtió 90.000 euros en un proyecto y una exposición itinerante que nunca se hizo realidad por la anulación del Plan General. Su idea era cambiar las sendas agrestes que recorren el litoral por un campo de golf de 18 hoyos, un museo marinero, un auditorio al aire libre y un paseo urbanizado. Para alivio de las centenares de vecinos que todos los fines de semana transitan por allí, esta idea de Íñigo de la Serna quedó enterrada, como tantas otras, en el cementerio de las infografías nonatas.
El Ayuntamiento vuelve ahora a la carga con un proyecto de dos millones de euros, como mínimo, y tres años de obras en la zona. «Un cambio radical en la zona norte de Santander», dicen, sin advertir que bien podría aplicarse aquí la máxima de que la mejor política es no hacer nada. La mejor intervención es no intervenir. No se trata de una postura inmovilista. Hay espacios que piden a gritos cambios, como ocurrió en su día con Gamazo, atestada de solares sin uso y llenos de basura. Pero otras zonas, como Costa Quebrada, solo reclaman que no molestemos.
El plan del Ayuntamiento tiene, al menos, la buena intención de acabar con los vertederos ilegales que salpican el litoral santanderino desde hace años. Un problema que debería haberse abordado con contundencia hace mucho tiempo. Igual que la recuperación de los yacimientos arqueológicos en esta área que también recoge el documento. No deja de tener guasa que fuera aquí, precisamente, donde tiraron, amontonaron y olvidaron los restos del muro de sillería del siglo XIX que frenó unos días las obras del túnel de Centro Botín en 2013.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.