Mi adiós a Elcano
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Ayer despedimos en Cantabria al buque escuela Juan Sebastián de Elcano. Suele ser Santander una de sus singladuras preferidas cuando realiza el crucero de ... instrucción de los guardiamarinas de tercer curso. Una satisfacción, a la vez un honor para muchos cántabros, poder visitar este hermoso bergantín-goleta que el año 2028 cumplirá sus cien años de navegación. Tan cerca de nuestra hermosa bahía, son muchos los torrelaveguenses que acuden a contemplar la bella estampa del legendario velero.
Sus cuatro mástiles, de proa a popa: 'Blanca', 'Almansa', 'Asturias' y 'Nautilus', así nominados recordando glorias pasadas de antiguos buques de la Armada, destacaban enhiestos en el muelle de Albareda, salvado en parte -aunque con riesgo para la maniobra- de las penetrantes incursiones del edificio de Renzo Piano hacia la zona navegable, y sin haber despertado las iras de Neptuno.
Pero eso es otra historia. Hoy digo adiós una vez más a este velero, al que mis ojos infantiles admiraron por vez primera en aguas de Galicia. Lo visité siempre que tuve ocasión y en él navegué de Marín a Cádiz, hace 'tan solo' 32 años, formando grupo con veintidós miembros de la Real Asamblea Española de Capitanes de Yate. A todos nos unía el espíritu del lema de la Raecy «Amor a la mar y a los barcos para mayor grandeza de España».
Nuevas generaciones de guardiamarinas seguirán pasando por la Escuela Naval de Marín, y por la dura escuela de la mar: también en la paz, el riesgo del trabajo diario frente a los océanos de muchos hombres y mujeres -pesca, transporte y deporte- es permanente. España no puede vivir de espaldas al mar. La Real Liga Naval hoy vela por los intereses de nuestras marinas. Circundando la Tierra, buscando vientos y cazando escotas, marinos y tripulantes de Elcano son nuestros mejores embajadores: los mejores y los primeros. Buena mar... «Soplen serenas las brisas...». Volved pronto.
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