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¿Se admite que el rival pueda superarnos?

LA TIERRA DORMIDA ·

La radicalización de la sociedad ha llevado más que nunca al menosprecio del contrario

Domingo, 23 de enero 2022, 07:43

En cuarenta años de profesión cerca de la política, la economía y la sociedad de esta ciudad, nunca había oído decir, hasta ahora, a un ... ultravotante de derechas, que el cuerpo le pedía apoyar a un candidato de izquierdas. Quizás, cuando fue concejal Emilio de Mier (PCE), con quien se podía estar -o no- de acuerdo pero a quien muy pocos ajusticiaban políticamente por ser un comunista químicamente puro. Las derechas jamás tuvieron en consideración a las izquierdas, y mucho menos a la recíproca, pero la vida siempre sorprende. Así, hay quien siendo devoto de Jesús y de María y de la Adoración Perpetua, reconoce que quien mejor ejerce oposición es un ensemble local de izquierdas extremas con diversas maternidades. Es cierto que la radicalización manifiesta de la sociedad ha llevado más que nunca al menosprecio y al rencor, hacia un partido político contrario al propio. ¿Se admite, al menos, que el adversario puede superarnos? Es posible, pero siempre que se acepte que el sectarismo procede de una unión de prejuicios que anulan la objetividad. El mejor ágora no son los hemiciclos políticos. El verdadero senado es el de la tertulia en la sobremesa o la confidencia con un café de por medio. Ahí es donde se suele reconocer, aunque casi en susurro, que el contrario puede ser mejor, pero al final, priman los dicterios de los líderes que proclaman que el aborrecimiento al rival debe de ser el sentimiento dominante en política. No importa que se trate de Vox o de ACPT, los odios atávicos se han incrustado en la sociedad. Basta seguir las redes sociales. ¿En quién se fijan esos votantes de diestra que reconocen en bajito a la siniestra? Casi todos, en ACPT que recibió el 8,56% de los votos permitiéndoles dos concejales, Iván Martínez, (18.100 euros anuales netos) y Alejandro Pérez, que vive de su trabajo como asalariado y que dona a su partido las dietas. Han impulsado mociones y han plagado la mesa del alcalde de denuncias, pero sobre todo, son el tábano del gobierno, habiendo conseguido para sus votantes pequeñas consecuciones que han beneficiado a los barrios de donde salen la mayoría de sus votos. Curiosamente, se quedaron casi solos queriendo declarar de urgencia la rehabilitación del ruinoso Palacio municipal. Parece mejor que un partido, más allá de instalar bancos enormes, y de barnizar los más pequeños, y no siendo capaz de materializar grandes proyectos, se dedique a esa chapa y pintura que soluciona los pequeños problemas. Por cierto, ¿alguien se ha preguntado cómo el Ayuntamiento de Santander levantó una pista de hielo en 24 horas, dejando la Porticada expedita, y en Torrelavega llevamos casi dos semanas viendo cómo se descongela un nevero en la plaza del Grano? Será, quizás, debido a que la mejor forma de tirar el dinero, es comprar barato.

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