Adviento

Todos los años al llegar a estas fechas me pregunto, si hoy, en competencia con los Black Friday, luces y músicas, duendes y gnomos, pajes y reyes, trineos y papá noeles, somos capaces de transmitir a las generaciones que nos siguen el mensaje del Evangelio. Los cristianos creemos que hace más de dos mil años el Verbo, la Palabra de Dios, ha quedado entre nosotros. Jesús de Nazaret, la divinidad hecha hombre, con su mensaje de amor, ha dejado abierta la esperanza en la bienaventuranza eterna. Pero cada año son menos los bautizados, no es nada fácil entender un mundo espiritual -posiblemente el verdadero, el que no muere- cuando en este planeta satisfacemos nuestra felicidad con la posesión de más riqueza.

Algo de esto nos recuerda San Lucas en el evangelio de este domingo, cuando Jesús anima a sus discípulos a mantenerse firmes en la fe, aún con dudas y vacilaciones, para no ser sorprendidos al final de nuestras vidas, «no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida». Hoy, sábado, Casilda, nuestra bisnieta, será bautizada en la parroquia de San Agustín en Santander. Es Adviento: Cristo es el que viene.