El PP de Cantabria vive un verano de gran agitación, para bien y para mal. Mientras la cúpula de María José Sáenz de Buruaga aguardaba ... a que Génova autorizase una fecha para celebrar el congreso regional, el del relanzamiento, el que debe ayudar a devolver el partido al primer puesto del escalafón de la política cántabra que le arrebató el PRC de Revilla en 2019, en el Ayuntamiento de Santander la alcaldesa, Gema Igual, jugaba con fuego. Una moción de censura improbable, pero no imposible, podría dejar al partido sin su principal núcleo de poder, que ha ostentado durante toda la etapa democrática, antes de la cita con las urnas. Los populares tienen el viento a favor merced al 'efecto Feijóo', pero aún tienen pendiente recuperar la cohesión y engrasar la máquina electoral para que funcione a pleno rendimiento en los comicios de mayo.
Gema Igual aseguró que no tenía miedo a la moción de censura por la polémica comisión de investigación del contrato de las basuras que reclama toda la oposición y su diagnóstico resultó atinado. A PSOE y PRC, los dos principales partidos, no se les vio muy decididos, a Ciudadanos no les dejaban en Madrid, Vox no quiere tratos con la izquierda y Unidas por Santander, el más resuelto, enseguida constató que a sus hipotéticos aliados les faltaba entusiasmo para lanzar la operación.
Resultaba tentador mandar a la alcaldesa a la intemperie y dejarla sin los recursos del poder en la campaña electoral, pero había muchas dudas de si los ciudadanos iban a aprobar una maniobra tan drástica como una moción de censura, de si había tiempo por delante para construir un proyecto político alternativo convincente o si convertirían a Igual en una mártir que luego les arrasaría en las urnas.
Bueno, la oposición se conformará con intentar desgastar a la alcaldesa del PP con las supuestas ilegalidades administrativas en el asunto de las basuras y con el deterioro de los servicios mientras Gema Igual y su gente redoblarán los esfuerzos para lograr o acercarse a una mayoría absoluta que creen a su alcance. En el PP regional no están nada seguros de que la gestión municipal justifique tanto optimismo.
La ejecutiva de Buruaga ya tiene marcado en rojo la fecha del 7 de octubre para celebrar el congreso que anhelaban desde la crisis que se llevó por delante a sus enemigos Pablo Casado y Teo García Egea. Esta semana anunciaron el cónclave junto a la secretaria general, Cuca Gamarra, pero antes ya habían recibido la visita de Miguel Tellado, el hombre de confianza de Alberto Núñez Feijóo, con su tranquilizadora sentencia: «El que no esté con María (Sáenz de Buruaga), está contra Feijóo». El oficialismo respiró aliviado y los críticos acusaron el golpe.
El equipo de Buruaga espera no tener contrincante en el congreso. Cualquier militante o grupo tiene derecho a impulsar una alternativa, pero el PP no soportaría otra reyerta como la que en 2017 rompió en dos al partido. En algunos círculos políticos y mediáticos se ha interpretado que el congreso decidirá la candidatura autonómica del año próximo, pero técnicamente eso no es así. Lo que está en juego ahora es el liderazgo del partido. Las candidaturas de las comunidades y las capitales de provincia las decide Génova. Es verdad que, normalmente, quien preside el partido es también el candidato, pero ahí está el 'caso Ruth Beitia' para recordar que puede haber excepciones. De hecho, la rumorología propaga periódicamente que a Feijóo le gustaría contar con Íñigo de la Serna como candidato en Cantabria frente a Revilla.
Sáenz Buruaga subraya con razón que el congreso no es una meta sino una rampa de salida, que lo importante es ganar las elecciones y gobernar. Su misión es recobrar la unidad y la movilización del partido, cerrar las heridas con los desafectos en toda la región, los que antes arroparon a Ignacio Diego y los más recientes, como la alcaldesa santanderina, Gema Igual, distanciada con la ejecutiva por la sospecha de que aceptó la oferta de Casado y García Egea de asaltar la jefatura del partido.
Igual quiere ocupar un puesto noble en la candidatura autonómica. Bueno, no es ninguna novedad, Sin ir más lejos ya lo hicieron, entre otros, Íñigo de la Serna e Ildefonso Calderón, cuando gobernaban Santander y Torrelavega. El PRC ha cedido muchos escaños en el Parlamento a alcaldes y portavoces municipales y no le ha ido nada mal, mientras el PSOE nunca ha querido concentrar cargos. Los partidarios de la alcaldesa defienden la doble fórmula porque arrastra votos para el PP en Santander y en Cantabria, mientras en la ejecutiva no son tan entusiastas. Buscarle un hueco a Gema Igual supone quitárselo a uno de los leales, pero negárselo es ahondar en la división interna en el momento más inoportuno.
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