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Hace dos años que abandoné el cargo de director gerente del Servicio Cántabro de Salud y precisamente ahora el juzgado, que tramita una causa penal promovida por algunos aspectos de mi gestión, ha decretado, por segunda vez, el archivo en lo que a mí concierne ... . La denuncia inicial es de todos conocida porque fue ampliamente difundida por algún medio de comunicación de Cantabria, aunque ningún medio de ámbito nacional la cubrió. En cualquier caso, como el juzgado se ha encargado de clarificar, se ha comprobado que todas las acusaciones que se me hicieron fueron infundadas. Después de intensas investigaciones por auditores, interventores y por el juzgado, de nuevo ha quedado archivada mi causa.
No es motivo de este escrito volver a ese asunto. Hace dos años que pasé página de esa etapa profesional de mi vida, después de 39 años trabajando en la Sanidad Pública en cuatro comunidades autónomas y en diferentes cargos directivos. El motivo exclusivo es, dado que no lo pude hacer hace dos años, como lo he hecho en el resto de puestos que he desempeñado, agradecer a todo el personal del Servicio Cántabro de Salud la colaboración prestada, tanto a los que sintonizaron con nuestro proyecto como a los que no lo hicieron. Doy las gracias ahora, que ha pasado todo, ya que no tuve oportunidad de hacerlo de otra manera en su día; y lo hago a todo el personal de Atención Primaria, del Hospital de Laredo, del Hospital de Valdecilla, del Hospital de Sierrallana y del Servicio Cántabro de Salud, porque gracias a ellos pudimos poner en marcha y desarrollar muchos proyectos que ahora están siendo una realidad y que suponen una indudable mejora para la sanidad cántabra.
Muy en especial quiero dar las gracias a todos los integrantes de mi equipo directivo, que tanto trabajo tuvieron que soportar para llevar a cabo una tarea ambiciosa de modernización, puesta al día y renovación organizativa, modos de gestión y nuevos objetivos, con muy escasa estructura y presupuesto. Fue por ellos por lo que no me marché cuando, por dos veces, presente la dimisión a la consejera y no me la aceptó (en abril y en noviembre de 2017). El cariño, la profesionalidad y el apoyo que recibí de la inmensa mayoría de ellos me lo impidió. Es una lástima que, al igual que ha ocurrido en el resto de comunidades en las que he trabajado, a la mayoría de ellos les hayan cesado o hayan tenido que dimitir de sus puestos, a pesar de que los buenos resultados económicos y asistenciales les avalaban. Espero sinceramente que los proyectos que comenzamos con aquel equipo, con la ayuda de todos los profesionales, se concluyan exitosamente por el bien de todos los ciudadanos de esta gran región.
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