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Hacer predicciones en economía resulta ser una práctica arriesgada pues la aparición de imponderables hace que la probabilidad de no acertar en las mismas ... sea, a menudo, muy elevada. Aun así, tienen su razón de ser pues pueden, y deben, servir de ayuda para entender qué es lo que, si se mantienen las tendencias, nos puede deparar el futuro.
En todo caso, y a tenor de la pandemia del covid-19 que todo lo complica, si alguien me preguntara, como sucede en esta ocasión, de qué manera podría influir un nuevo confinamiento domiciliario sobre la economía de Cantabria tendría que responder, con toda honestidad, que no lo sé. Salvo manifestar la obviedad de que, desde luego, lo hará de forma importante, poco más me atrevería a decir.
Ahora bien, como quien no se arriesga no cruza la mar y hay que ser osados en algunas ocasiones, apuntaré lo que creo que puede pasar, tanto en base a lo que nos ha enseñado la experiencia acumulada en el anterior confinamiento, como al peso de los distintos sectores en nuestra economía y a la medida en que podrían verse afectados por uno nuevo.
Si tiramos de la experiencia, tendríamos que decir que, de acuerdo con la información suministrada por el Icane, el segundo trimestre del año registró una caída de la actividad interanual del 17,4% por lo que, si consideramos que más de la mitad del mes de marzo estuvimos confinados y que en la parte final de junio se inició la 'desescalada', podríamos concluir que el impacto trimestral del segundo confinamiento se situaría entre el 17 y el 18% del PIB regional. Por otro lado, si como decía antes tomamos en consideración el peso de los grandes sectores productivos y hacemos algunos supuestos, creemos que razonables, en relación con la proporción en que pueden ver reducida su actividad en un nuevo confinamiento domiciliario, la cuenta de la vieja nos dice que el retroceso económico trimestral podría situarse entre el 15 y el 20%. Puesto que en ambos casos los resultados son muy similares, y puesto que uno de ellos ya está avalado por datos estadísticos contrastados, no sería descartable suponer que se repitieran en el futuro si de nuevo nos tocara estar tres meses confinados.
Ahora bien, si aprendiendo de la experiencia ahora hacemos las cosas algo mejor que en el pasado, lo lógico sería que el periodo de confinamiento fuera inferior a tres meses y que algunas actividades que en el primer confinamiento se cerraron casi por completo, en el nuevo siguieran estando operativas, al menos parcialmente (por ejemplo, la enseñanza). ¿Está la economía cántabra en condiciones de aguantar un 'shock' como el mencionado, equivalente a una caída mensual media en torno al 1,5-1,7% del PIB? La respuesta es que, si se contara con las ayudas necesarias, tanto para las familias como para los negocios, se podría hacer. Lamentablemente, esto no parece estar sucediendo en la medida de lo necesario, por lo que muchos trabajadores y empresas pequeñas y medianas corren un riesgo serio de quedarse en la estacada. Naturalmente, la situación se hará más insostenible a medida que la misma se alargue en el tiempo; por ello, para que no se alargue demasiado -mientras no haya vacunas y/o tratamientos fiables- mi opinión es que lo mejor es no seguir mareando la perdiz y confinarnos en nuestros domicilios lo más pronto posible. ¿Se hará? No lo sé; ahora toca esperar y ver.
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Ana del Castillo
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