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El joven castor construyó su propia morada. Al cabo de unas semanas ya había levantado una casa sobre el agua, poco a poco fue retocándola hasta completar su construcción. El joven castor era feliz, tenía alimento y se sentía seguro en su nuevo hogar. Pero ... cuando llegaron las lluvias, el cauce creció, y terminó por desbordarse destruyendo la casa del roedor. Desolado, furioso, culpó al río por la desgracia. Un búho, que lo encontró llorando por lo ocurrido, le dijo que no se quedase en el dolor y en la queja, sino que construyese una nueva casa en un lugar más protegido de la crecida de las aguas. De esta manera comenzó a construir un nuevo hogar, esta vez previniendo la crecida del cauce.
Algunos sinónimos de adversidad son infelicidad, desdicha, desventura, fatalidad, desastre, dificultad... Lo contrario de adversidad es la felicidad. En la vida, todos enfrentamos momentos de adversidad y dificultad. Puede ser una enfermedad, la pérdida de un ser querido, un fracaso profesional o personal, o cualquier otro desafío que se presente en nuestro camino. En esos momentos, puede ser difícil encontrar la fuerza y la motivación para seguir adelante.
Y es que el éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal; es el coraje de continuar lo que cuenta. El fracaso es por tanto solo la oportunidad para empezar de nuevo con más experiencia. Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero nunca son estériles. No estamos solos, hay que contar con la sabiduría que es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad. Por último, decir que la prosperidad hace amistades, y la adversidad las prueba.
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