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¿Conoces a esas personas que irían mucho más allá por el simple hecho de poder ayudar, aportar o colaborar? Esto es el espíritu de ... servicio. Este espíritu define a una persona desinteresada, agradable, dispuesta a servir. Se encuentra esencialmente en todos los vocacionados, no los 'bocacionados', de boca, bien para llenarla o para no dejar de hablar de sí mismos. Todos conocemos; padres, madres, hermanos, religiosos, enfermeras, médicos, maestras, periodistas, cuerpos de seguridad... dispuestos a servir, independientemente del salario. Se les distingue por su coraje, su compromiso, su dejarse la piel, la vida y la salud en el intento.
Son personas que buscan el bien común antes que el propio. No tienen más, pero sí son más humanos, cercanos, utópicos, dispuestos y disponibles. Son seres que ponen su 'granito de arena' para que todos tengamos un mundo y una sociedad mejor. Lo que lamentablemente, en ocasiones les granjea el epíteto de tontos o idiotas, incluso en círculos cercanos. Destaca en ellos no solo su espíritu de servicio, sino también su actitud, lo que les lleva a presentarse voluntarios, a sentirse guardianes o ángeles de la guarda de los que tienen encomendados o simplemente cerca.
Tienen un sentido del deber fuera de lo común, lo cierto es que en cualquier situación crítica que se dé, allí se encuentran, en medio, resolviendo y haciendo incluso fácil lo que para otros es imposible. Por último, cuando te encuentres una persona así, únete, valóralo hoy, mientras camina contigo, porque con frecuencia, nos damos cuenta del don, cuando ya no están, y entonces empezamos a echarles de menos. «El que no vive para servir, no sirve para vivir». (Madre Teresa de Calcuta).
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