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El Evangelio en la calle

Agustín Riveiro

Santander

Viernes, 29 de marzo 2024, 07:38

La Semana Santa, como muchas obras de arte religioso (dígase retablos de iglesia, esculturas, pinturas…) no es sólo una especie de bellísimo 'museo andante'. Es también una catequesis, una Biblia abierta donde conocer una parte muy importante de nuestra fe: la Pasión y Muerte de ... Jesús. A través de cada paso de misterio aprendemos los diferentes momentos de la misma: entrada de Jesús en Jerusalén, última cena, oración en el huerto, la cruz… Esas imágenes nos ayudan a acercarnos, no sólo al hecho histórico, sino al sentimiento que transmite y que busca remover la devoción. La imaginería religiosa, especialmente aquella que produce mayor devoción por la conexión que se da entre la figura y una determinada población, ya sea un barrio, una ciudad, un país, o un continente entero, recoge la forma y la idea que todas esas personas tienen del rostro de Dios, de María o de los santos. Lo que está inscrito en ellas es una mediación, una puerta de entrada hacia el misterio, ya sea el de la gracia, la justicia, la entrega, la misericordia, la caridad, el perdón, el dolor… y tantos otros. Hay personas que asocian cada imagen a algún momento de su vida especialmente significativo: una traición dolorosa (ahí tenemos el prendimiento de Jesús), un trance amargo y devastador (la cruz)… Surge dentro de ellos cierto consuelo y, por qué no, cierta sensación de acogida y amparo. El arte puede despertar dentro de nosotros alguna emoción que nos resulta difícil de sacar, o de ponerle nombre. Por ello para muchos la Semana Santa es el Evangelio en la calle, el conocimiento de un mensaje que tanta falta nos hace.

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