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La palabra más repetida por cada uno de nosotros a lo largo de nuestra vida es 'mamá'. Pero a Dios pido que no falte mi padre. Ya no tiene el vigor de antes, pero procura hacer los trabajos más duros para que yo no me ... canse. A sus espaldas ochenta y siete años de desvelos, de esfuerzo, de vivencias, de esperanza, así se levanta cada mañana. No suele decir las palabras, 'te quiero', pero levemente cambia su rostro cuando yo se las digo, sé que las siente, sé que le gusta, él no las dice, educación de otros tiempos.
Me acuerdo cuando a las siete de la mañana me acompañaba al ALSA, destino al eremo, yo le decía que tenía ojos de sueño, pero para quién siempre se levantaba a la seis, no era eso, eras unas lágrimas que hoy producen las mías cuando por fin me doy cuenta de ello. Tiene una casa, y un huerto, y alguna cosa más, pero lo que más tiene; es su ser, sus sueños, sus sabios consejos, su ilusión y mucho tiempo, para seguir creando, haciendo, disfrutando como un niño cuando ve el trabajo hecho.
Es aprendiz de todo, no le gusta ser considerado maestro, a su modo es poeta, los hijos sus versos. Le gusta el alba, la montaña, escuchar y guardar silencios, aunque tenga cansado el cuerpo. Es amigo de sus amigos, con ellos, recuerda otros tiempos. La caridad, no la pregona, la vive visitando enfermos, rezando cuando llega el adiós postrero. Le gusta lucir sobre su pecho, camisa blanca, y últimamente, usa pantalón vaquero. Con su mirada me dice, que lo que hagas, «Siempre en vida, compañero».
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