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Rodean los pagos donde a mi manera descanso, mastines por todas partes. En las laderas, en los altos, en los corrales. Todos grandes, fuertes, dóciles, equilibrados, inteligentes, fieles. El mastín es un perro con una resistencia tremenda, aguanta frío, calor y tormenta. No le da ... miedo nada, y «aunque más corre el galgo que el mastín, si el camino es largo, más corre el mastín que el galgo». Tranquilos por el día, alerta y ladradores cuando llega la noche. No salen de sus límites donde está la casa o el ganado que guardan, pero tampoco dejarán entrar a nadie en el territorio encomendado por su amo.
Gracias a los mastines se conserva el lobo, y gracias al lobo se conservan los mastines. Por eso se dice que «a carne de lobo, diente de perro, mastín o sabueso». Suelen, como los guardias, hacer la ronda de dos en dos, a pares. Piensa el mastín que en el mundo humano siempre hubo lobos y también ovejas; unas blancas, otras negras, unas sanas, otras enfermas, unas obedientes, otras traviesas. Por eso son necesarios mastines, perros pastores, que las defiendan, y si llega el caso, den la vida por ellas. Aunque piensa el mastín que cada vez son más los lobos, y más rebaño y tontas las ovejas.
Muchas veces viene de cuna, viene de raza se dice el mastín. «Mastín el padre, mastín la madre, malo sería que los hijos no ladren». Es lo que su dueño dice: «De tal palo, tal astilla». Pasa el tiempo; más coches, más tractores, y la naturaleza con sus ciclos y principios va desapareciendo por la gestión del hombre, como los mastines.
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