Secciones
Servicios
Destacamos
La RAE define buenismo como «actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia o actúa con excesiva tolerancia». A decir verdad, el buenismo no es otra cosa, que el deseo de quedar bien por encima de todo, aunque esto no transforme ... ni un milímetro la realidad y acabe vaciando las palabras de contenido. Y es que el buenismo se puede convertir en refugio de cobardes –donde todos nos sentimos cómodos– y donde, por miedo a decir las cosas, no intervenimos, y reducimos nuestra bondad a buenas palabras sin ser capaces de ver más allá.
Una educación mal entendida donde el buenista siempre sale bien parado –a corto plazo– y normalmente los otros acaban quedando mal. Preferimos quedar bien y tener la conciencia tranquila, y así nos deslizamos por la pendiente del infantilismo sin discernimiento. Es común darnos cuenta del buenismo en personas que van adoptando posiciones en extremo conciliadoras, evitadoras de conflictos, relativizando el mal o evadiendo responsabilidades personales bajo la etiqueta 'de hacer el bien'. El buenismo nos lleva a dejar de ser genuinos, a ser hipócritas, a comportarnos de manera superficial. Debemos caer en la cuenta, de la diferencia entre el buenismo y ser realmente buenos. Debemos recordar que la bondad está asociada a la verdad. No renuncia a la profundidad y al sentido común, y sabe que a veces decir las cosas es una buena forma de ayudar, a las personas y al colectivo. La bondad piensa en el otro, de verdad, con criterio. Yo prefiero intentar hacer cosas buenas, aunque soy consciente, que no siempre lo logro. La bondad es humilde, y «Humildad es andar en verdad». (San Agustín)
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.