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Con la llegada del calor, llega también la preocupación por los aires acondicionados. No en vano, ya que no es raro encontrarse en las noticias del verano con epidemias que tienen su origen en instalaciones de aire acondicionado. Lo normal es que se trate de ... brotes de legionela, una bacteria que se transmite de forma similar al coronavirus, por medio de aerosoles. La legionela se desarrolla en aguas estancadas, preferiblemente con una temperatura superior a 35º C; las torres de enfriamiento de las instalaciones de gran tamaño de aire acondicionado son un hábitat ideal, y los aerosoles que se forman en la circulación del aire transportan la bacteria por toda la instalación. El coronavirus, sin embargo, no puede criarse en un charco como hace la legionela, necesita células vivas para multiplicarse en su interior. Ni las grandes instalaciones, ni los sistemas domésticos, ni los aires acondicionados de los automóviles pueden ser una fuente de coronavirus, en ese sentido podemos estar tranquilos. Otro cantar podría ser que las corrientes de aire producidas por un aparato de aire acondicionado afecten a la distancia de seguridad. A este efecto se refiere un artículo publicado por la revista Emerging Infectious Diseases, cuyo contenido se ha hecho viral. Aludía al contagio en un restaurante entre comensales situados en mesas cercanas, y apuntaba al aire acondicionado como uno de los factores que influyó en la transmisión del virus; si bien los autores reconocían las limitaciones de su estudio y las conclusiones no eran categóricas.

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