El aire y la vela
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Mairena: «En el campo de la acción política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela»Secciones
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Mairena: «En el campo de la acción política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela»Va mi homenaje a Antonio Machado (1875-1939). El principal problema de la democracia lo enunció en 1936, con insuperable elegancia, su alter ego ... filosófico, el imaginario profesor Juan de Mairena: «En el campo de la acción política (…) sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela». Esta teoría era muy semejante a la expresada veinte años antes por el italiano Vilfredo Pareto (1848-1923) en su 'Tratado de sociología general'. El político de éxito es el que sabe canalizar la ciclotimia de la colectividad, que venía marcada para él por ciclos agitados de «instinto de combinaciones» y otros más conservadores de «persistencia de los agregados». Machado mismo, fallecido en el exilio de Collioure, fue víctima de un choque entre estos instintos de permanencia o de revolución, entre los cuales andaba España indecisa, irritable y autolesionada.
La cuestión es que a veces el aire sopla sin ton ni son, y el triunfo del navegante ventajista no siempre equivale al triunfo de su comunidad, ya que el rumbo elegido podría ser catastrófico. El caso más claro es el de los políticos demagógicos: saben hinchar las velas de su yate partidario donde mejor sopla el viento, y se quedan con la regata. Pero suele terminar todo en el más penoso naufragio.
Por otro lado, Mairena tenía razón al sugerir la sordera del pueblo ante las advertencias previas. El aire popular no acudirá a la vela del mejor velista para reconocer su autoridad intelectual. Es el velista quien deberá buscar al sentimental Eolo.
Esto nos deja, como único método de aprendizaje colectivo, la catástrofe. Se tiene que quemar Cantabria para que veamos que nuestra política agraria y forestal es un dislate. Tienen que temblar cuatro grandes industrias para que anotemos lo poco que hemos afianzado el futuro. Tienen que darse estadísticas lamentables de empleo y paro femenino para que reparemos en que la recuperación no ha llegado a la mujer cántabra. Tienen que adelantarnos los castellanos en PIB por habitante para que asumamos lo mal que estamos llevando este siglo XXI. Tienen que dejarnos fuera del corredor ferroviario atlántico para que nos centremos en la importancia de los trenes para el bienestar de la región.
En Cantabria hemos sido y seremos gobernados por quienes ponen sus velas donde soplan nuestros aires, pues ellos bien saben, por amargas experiencias náuticas, que no concederemos nuestro aliento al más articulado, sino al más oportunista. La gran revolución pendiente es, por tanto, la del domador de aires. Hasta entonces, Juan de Mairena será indiscutible como politólogo.
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