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La pasada semana se hizo público el preacuerdo entre el PSOE y ERC para investir presidente de la Generalidad de Cataluña al Sr. Illa, secretario general del Partido Socialista en dicha comunidad autónoma, a cambio, entre otras cosas, de ceder a la misma la gestión ... de la totalidad de los impuestos en ella recaudados y la plena inmersión lingüística en la lengua catalana en todos los niveles educativos, sanitarios, administrativos y sociales, además de que puedan contar con selecciones nacionales diferentes de las del resto de España y otras concesiones que el tiempo nos irá desvelando. Estas cesiones acercan, como bien dijeron los representantes de ERC, a dicha comunidad a su total independencia, por lo que llegará un momento, cuando nuevamente haya algo que pactar con sus partidos independentistas, que lo único que se les podrá dar es precisamente eso, la total independencia, si no de derecho sí de hecho. Claro que, llegado ese momento, ¿perdonaremos a quienes un día si y otro también, antes por la investidura del Sr. Sánchez, ahora por la del Sr. Illa, y luego no sabemos por qué, se dedican a desguazar nuestra nación hasta hacerla desaparecer como tal? Y entonces, ¿qué será del PSOE en el resto de España?, ¿se le perdonará tamaña traición a nuestra nación?
Y es que a la vista de lo trascendido hasta ahora parece claro que los independentistas catalanes van consiguiendo el ideal de todo 'independentista de boquilla' cuál es: no salir del Estado pero sacar el Estado de su comunidad. Claro, que sacar todo aquello que no les beneficie, ya que antes de solicitar el total control de los impuestos pagados en Cataluña solicitaron que ese Estado, al que dicen tanto odiar, asumiera su importante deuda económica, y sin embargo nada les hemos oído de asumir el pago del sistema de pensiones; aunque sí, faltaría más, el control del mismo –lo cual es normal, dado que tal sistema tiene un déficit muy importante en esa comunidad, al igual que ocurre en el País Vasco, ya que en ambas el nivel medio de las pensiones es superior al de la media española y la aportación al mismo no cubre, ni con mucho, el nivel de gasto que precisan– y es que, listos que son, solo les interesa asumir todo lo que les reporte un control total sobre sus ciudadanos y un beneficio directo para sus proyectos soberanistas. Para ello nada mejor que amagar constantemente con la independencia al objeto de conseguir, poco a poco, lo que realmente les interesa que, en el fondo, no es otra cosa que tener al resto de España como mercado cautivo y al resto de los españoles dispuestos a apoyarles cuando de ellos necesitan algo.
Claro, que para que un gobierno, en un sistema democrático, pueda hacer algo tan importante como lo que, según parece, el PSOE ha pactado con los independentistas catalanes necesita el apoyo de todo el partido, y dado que ello afecta también de forma muy directa al resto de las comunidades tendrán que responder de su decisión ante los votantes de las mismas. Es por ello que en cada región, provincia o ayuntamiento, los miembros de ese partido, más pronto que tarde, tendrán que dar una respuesta clara y concreta a preguntas como las siguientes:
Y usted, diputado o senador del PSOE por Cantabria, ¿está de acuerdo y apoya lo pactado por su partido con ERC en Cataluña?
Y usted, diputado del PSOE en el Parlamento de Cantabria, ¿está de acuerdo y apoya lo pactado por su partido con ERC en Cataluña?
Y usted, alcalde del PSOE en cualquiera de los ayuntamientos de Cantabria, ¿está de acuerdo y apoya lo pactado por su partido con ERC en Cataluña?
Y usted, concejal del PSOE en uno cualquiera de los ayuntamientos de Cantabria, ¿está de acuerdo y apoya lo pactado por su partido con ERC en Cataluña?
Y usted, militante del PSOE de Cantabria, ¿está de acuerdo y apoya lo pactado por su partido con ERC en Cataluña?.
Ciertamente nunca hubiésemos pensado tener que formular estas preguntas, ya que hasta el último minuto el Gobierno en pleno, desde su presidente hasta la ministra responsable de Hacienda, pasando por los diversos portavoces del Gobierno y del PSOE, aseguraron, una y otra vez, que tal cesión nunca se realizaría, lo cual, a la vista del acuerdo citado, significa que durante todo ese tiempo estuvieron engañando a todos los españoles –y especialmente a sus votantes, a los cuales hacen cómplices ahora de sus mentiras– al igual a como les engañaron antes con los indultos que dijeron nunca iban a dar o con la amnistía que nunca iban a conceder y que luego, con total desvergüenza, no dudaron en aprobar en favor de quienes tan gravemente habían atentado contra España.
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