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Existen algunas casualidades en la política que resultan, cuando menos, curiosas, a no ser que las mismas no sean tanta casualidad y sean más bien consecuencia del personaje político que las protagoniza. Veamos algunos ejemplos que seguro ilustran lo anteriormente dicho.
¿Alguien piensa que ... Felipe González –andaluz, y de Sevilla por más señas– no tuvo nada que ver con que el primer AVE que se construyó en España fuese el que conectaba Madrid con Sevilla? Que conste que a mi juicio fue una buena decisión y que ello posibilitó el desarrollo de una región, Andalucía, que como luego ha demostrado tenía grandes posibilidades y lo único que necesitaba era poder contar con las infraestructuras adecuadas que permitieran poner en vigor todo su potencial. Es evidente que sin esa medida, junto a otras muchas que se han ido adoptando posteriormente, tanto en carreteras como en puertos o aeropuertos, el crecimiento económico de esa región hubiera sido muy inferior al que actualmente está teniendo y del que seguro va a tener en un futuro próximo. Desgraciadamente dicho dirigente no tuvo la misma sensibilidad con el ferrocarril Santander-Mediterraneo cuya muerte definitiva se decretó en su mandato.
Más próximo a nosotros, tanto en el tiempo como geográficamente, podemos ver cómo un ministro asturiano tomó la trascendental decisión para su tierra de llevar el AVE hasta Oviedo y Gijón, haciendo para ello una variante de cincuenta kilómetros, la denominada Variante de Pajares, formada por 12 túneles y 10 viaductos, lo que ha supuesto una obra de ingeniería extraordinaria pues el ochenta por ciento de tal variante, es decir cuarenta kilómetros, transcurren en túnel, destacando entre ellos el denominado túnel de Pajares, de nada menos que 25 kilómetros, todo lo cual ha supuesto una inversión de unos 4.000 millones de euros. Yo personalmente me alegro mucho de ello, como me alegró que por tal ministro se adoptara la decisión de llevar directamente la autovía del Cantábrico a Oviedo, por un lado, y a Gijón, a lo largo de la costa, por el otro, en vez de tener que ir a una de tales ciudades para luego poder ir a la otra. No me alegró tanto que quien tan importantes decisiones adoptó para su tierra no tuviera la misma sensibilidad para la nuestra, en la que muy poco hizo, salvo suprimir algunos proyectos aprobados por su antecesor, como fue la Autopista Dos Mares, infraestructura que hubiera unido directamente nuestra Comunidad con La Rioja, sin pasar por el País Vasco, para lo que ya se había anunciado la realización del tramo Haro-Pancorbo que luego tendría continuidad a Cantabria y que iba a ser realizada por la iniciativa privada y, por ello, sin coste para el Estado.
Ahora, ya en estas fechas y con este Gobierno, se nos dice la poca, por no decir nula, sensibilidad que el Ministro de Transportes está mostrando por la estación intermodal que nuestra Comunidad quiere realizar en La Pasiega y que tan fundamental es para nuestro puerto y para el desarrollo de toda Cantabria. Da la casualidad de que ese Ministro –que no olvidemos ha sido Alcalde de Valladolid– ha anunciado, en estas mismas fechas, la realización de una de tales estaciones intermodales precisamente en Valladolid, y no una estación cualquiera sino una gigante, como corresponde, lógicamente, a tan importante región, en la que, por otra parte, todo lo que en ella se haga nos alegra y nos complace dados los lazos afectivos que con ella nos unen.
Múltiples casualidades, como puede verse, de las que las anteriores son un simple ejemplo y de cuyas realizaciones nos alegramos todas las personas de bien, pues lógico es que se apoye y se ayude al desarrollo de regiones que durante demasiado tiempo han estado dejadas de la mano del gobierno de turno. Pero claro, eso no significa que al ver lo que se hace –bueno, más bien lo que no se hace– en nuestra tierra, hagamos las pertinentes comparaciones y elevemos la voz para reclamar lo que en buena lógica debieran darnos. Y es que, si de carreteras se trata, muchas de las obras van a paso más que cansino. Si hablamos de ferrocarriles pues con decir que tuvimos que esperar a que hubiera un Ministro de Fomento de Cantabria, que desgraciadamente duró muy poco en el cargo, para que el AVE se asome algún día, con un poco de suerte, a nuestra Comunidad, concretamente a Reinosa, queda dicho todo. Del Santander-Bilbao, pues eso, bla, bla, bla.
Ante este panorama, ¿qué decir? Pues o que o los cántabros nos ponemos las pilas o nuestra Comunidad quedará totalmente aislada, tal y como recientemente ha denunciado nuestra presidenta, con lo que igual en el futuro tengamos que pasar a denominarla 'Isla Cantabria'.
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