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En nuestras ciudades y pueblos es normal rotular sus calles y plazas con el nombre de personas que por su relevancia, a nivel local o nacional, quienes en esos momentos llevan la gobernación de la localidad consideran oportuno reconocer sus méritos dando su nombre a ... uno de tales lugares públicos. Natural es que igual que en un momento dado se considera conveniente su reconocimiento pueda llegar un día en que se decida sustituir un nombre por otro que en ese momento se considera más idóneo, si bien, pienso yo, pudiera haber algunos casos en los que determinados personajes, por sus especiales características, debieran quedar a perpetuidad en nuestro callejero.
En algunas ocasiones, no muchas, es posible ver, junto al correspondiente nombre, alguna característica especial relacionada con la persona en cuestión, como puede ser la profesión que tuvo o aquello que más le caracterizó. Así, es posible ver calles en algunas ciudades en las que al nombre de la correspondiente personalidad precede un título académico o la profesión que aquel ejerció, tales como ingeniero, doctor o practicante, por citar tres, entre otras muchas profesiones, que yo mismo he visto, seguido del correspondiente nombre y apellidos.
Ciertamente esta es una forma, creo que bonita y educativa, de recordar de un determinado vecino o de una concreta personalidad sus características y méritos, contraídos, en el primer caso, con sus propios convecinos, o conseguidos, en el segundo, con carácter general por sus servicios o logros en la política, la ciencia, el deporte, etc y a los que, por ello, queremos honrar y recordar, razón por la que quizás debiera hacerse con más frecuencia, ya que no de forma generalizada.
Dentro de tales reconocimientos lógico sería que en nuestras ciudades y pueblos todos sus alcaldes, que hayan sido o lo sean en el futuro, y con independencia de su ideología, tuviesen una calle en la que su nombre fuese acompañado de la leyenda 'Alcalde de tal a tal año'. Ese reconocimiento debiera ser a perpetuidad, pues hayan sido mejores o peores son historia de la localidad y trabajaron, con mayor o menor éxito, pero seguro que con dedicación e ilusión, en favor de todos sus vecinos.
Un callejero de tales características serviría para que todos, incluidos los turistas, supieran en cada caso por quien, y en base a qué méritos o circunstancias, tal calle lleva un determinado nombre, y que aquel sanitario, por citar un profesional concreto, que dedicó una parte muy importante de su vida a atender a sus vecinos y pacientes con una profesionalidad y generosidad más allá de lo exigible, viese su trabajo reconocido no solo para honra suya y de su familia sino también como ejemplo para las nuevas generaciones que verían en él un modelo a seguir.
Y es que si hoy preguntásemos quien era, y qué representa, el personaje que da nombre a una determinada calle o plaza en nuestra propia ciudad, en un elevado número de casos es seguro que no sabríamos dar respuesta a tal pregunta, (incluidas muchas de las calles que por ostentar nombres de personajes que por su pasado no democrático se pretende ahora sustituir sus nombres por otros más acordes con los tiempos políticos en los que vivimos). Ello significa que ni sabemos, ni quizás hemos tenido nunca la curiosidad de conocer, quién era el personaje que da nombre a la calle o plaza en la que vivimos y, mucho menos, cuáles fueron los méritos o razones que decidieron en su día a la correspondiente corporación municipal a incluir tal nombre en el callejero de la ciudad.
Es por ello lógico que con el tiempo se sustituyan unos nombres por otros –salvo aquellos que, como hemos dicho anteriormente, se haya decidido que su nombre quede a perpetuidad en el callejero de la ciudad como parte de su historia, cuál es el caso de sus alcaldes– pues transcurrido un tiempo puede ser que algunos nombres nada digan a los ciudadanos y sin embargo haya otros muchos que merezcan tal reconocimiento y que por ello debamos incluirlos en el mismo.
Hoy en día, en el que cualquiera de nosotros con un simple clic del móvil podemos obtener múltiples y variadas informaciones, desde el contenido de una carta de un restaurante hasta el resumen de un libro, sería interesante, y quizás posible en un futuro no muy lejano, que debajo de cada placa con el nombre de nuestras calles o plazas haya un pequeño QR del que podamos obtener la pertinente información sobre el personaje o hecho histórico que da nombre al lugar, sistema de información que quizás también pudiese extenderse a todos nuestros monumentos o lugares de especial interés, facilitando así su conocimiento a todos aquellos que se interesen por los mismos.
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