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El escritor Schiller, en el alegre poema de «An die Freude», hecho eterno por Beethoven en su Novena sinfonía, sublima el amor de amistad en el amor de Dios, sendos amores que compartieron ambos genios en sus vidas, amigos y patria: «¡Abrazaos millones de hermanos! ¡ ... Que este beso envuelva al mundo entero! ¡Hermanos, sobre el firmamento estrellado habita un Padre bondadoso! ¿Flaqueáis, millones de criaturas? ¿No sientes, mundo, a tu Creador? Búscalo allende las estrellas ¡allí está Su morada!». Amor en un mundo sin fronteras donde la humanidad, siguiendo el ideal de fraternidad evangélica ensalzado por los románticos cristianos Beethoven y Schiller, viviese en paz, sin guerras, partícipe del amor de Dios en el Portal de Belén en uno de los más duraderos periodos sin guerras de la humanidad: la paz Octaviana. Y el autor de estas líneas desea que Lamasón, Cantabria, España, Europa, el orbe, comparta este año 2025 la paz y la amistad universales.
Creo que no tengo enemigos o, al menos, no me consta su existencia, amo a mis amigos con todo mi corazón y, en su felicidad, mi felicidad. Porque ser amigos es compartir la felicidad, tal y como enseña Aristóteles a su hijo en la «Ética a Nicómaco», al definir que «la amistad es lo más necesario para la vida». No concibo mi existir sin el amor y la felicidad de mis amigos. Ni imagino España, Cantabria, Lamasón, sin la alegría de la amistad, porque ésta hace triunfar lo bueno y virtuoso de los ciudadanos. Amistad, como la sabiduría, que hace nacer Aristóteles de la humildad, antídoto del veneno de la infeliz envidia, hija de la soberbia.
Una sociedad la forman familias y personas, y los españoles aman la amistad porque nuestro pueblo sigue siendo sabio, a pesar del empeño de los poderes sociales por erradicar la amistad de la convivencia de los españoles. Saben, y temen, que la unión hace la fuerza y que, así como los sarmientos de un haz por separado son fáciles de romper mientras que unidos son inquebrantables, la amistad forja la unidad inseparable de todos los españoles fundidos en la virtud y el bien común. Frente a la ausencia de valores que divide, afea y entristece España, los ideales de la amistad deben promoverse en la cultura, medios de comunicación y poderes sociales, a derecha e izquierda, para sanar las divisiones de nuestra patria uniendo a sus ciudadanos en justa, democrática y alegre armonía.
En España son tiempos difíciles para el amor y la justicia, cara y cruz de la amistad. Pero no hay que resignarse a la desesperanza, porque la amistad resiste e ilumina la convivencia de los españoles, quienes, de todas las edades, continúan siendo generosos y alegres, sacrificados y leales, familiares y hogareños. A pesar de la actual crisis de identidad y de los ataques a la unidad de España, de la ausencia de líderes humanistas, de la ideologización de las instituciones, y de la presión mediática, educativa y social contra la amistad, el buen pueblo masoniego, montañés y español cumple el aforismo del dramaturgo Ennio, «amicus certus in re incerta cernitur» (el amigo verdadero se ve en la dificultad). Y, como durante el covid y la dana de Valencia, la amistad hecha solidaridad y caridad triunfa en España sobre las demagogias que amenazan su futuro, falsifican su presente y envenenan su pasado.
En nuestra patria la amistad tiene tóxicos enemigos por intereses ideológicos y financieros, empeñados en metamorfosear la hermosa sonrisa del pueblo español en una mueca perversa de enfrentamiento y tristeza. En su fealdad espiritual intentan arrancar la amistad del alma de la ciudadanía con los medios de comunicación, el opinionismo, y la dictadura de usos sociales, telebasura y modas que infectan los hogares de rencor y egoísmo, frutos podridos de la envidia. Mas la amistad perdura en nuestras familias y en nuestra sociedad, como demuestra que estos últimos años de tragedias personales y colectivas los españoles continúan donándose con amor, generosidad y sacrificio a sus compatriotas, colmando el mandato cristiano de amor al prójimo.
En «De amicitia», Cicerón describió que «parece que del mundo matan el sol quienes quitan la amistad de la vida», y a España nadie le matará el sol de la amistad, que sigue brillando cálido y humilde en sus familias, valores y tradiciones. Eterna amistad que hoy comparto con el lector porque, como escribió Aristóteles en la «Ética a Nicómaco», la amistad «es algo hermoso y loable y consiste en querer y procurar el bien del amigo por el amigo mismo». Y qué mejor deseo para este año 2025 que la amistad reine benefactora en Lamasón, Cantabria España, Europa y el orbe.
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Ana del Castillo
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