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Desde el comienzo de la pandemia, observamos un aumento alarmante del absentismo laboral por incapacidad temporal en toda España y particularmente en Cantabria. Los datos que ofrecemos regularmente en el Observatorio Mutua Montañesa revelan un problema de magnitud que incide negativamente en trabajadores, empresas y, ... por extensión, en la economía regional y nacional. Este fenómeno, aunque complejo y multifacético, requiere acciones inmediatas y decisivas.
Las causas del absentismo son diversas y abarcan múltiples factores. Sin embargo, es crucial examinar ciertas particularidades que podrían permitirnos abordarlo más eficazmente. De forma evidente, existen diferencias regionales significativas en España; el norte del país muestra cifras más altas en incidencia y en prevalencia que el resto del país. Además, se percibe una relación históricamente robusta entre el aumento de afiliaciones a la Seguridad Social y el incremento del absentismo por incapacidad temporal, sugiriendo una posible influencia de factores económicos. Interesante también es la distribución semanal de las bajas, que tiende a concentrarse en los lunes y disminuir de forma lineal durante toda la semana laboral.
Otro dato relevante es que la incidencia de las bajas originadas por contingencias comunes supera en 10 veces a las derivadas de accidentes laborales, todas determinadas bajo criterio médico. También, se observa una disparidad marcada entre el sector público y el privado, donde el primero presenta mayores índices de absentismo y períodos de baja más prolongados. El tamaño de empresa y la seguridad en el empleo también influyen de forma importante.
Adicionalmente hay factores que condicionan de forma sustancial este fenómeno. El envejecimiento de la población y, en especial, de la población trabajadora. La situación de la sanidad privada. Y no olvidemos el fraude, que también existe.
La gestión del absentismo también es compleja e implica a una variedad de actores, incluyendo entidades a nivel nacional y autonómico, tanto públicas como privadas, varios ministerios y diferentes consejerías. Todos estos actores, es justo reconocerlo, se esfuerzan diariamente por administrar esta situación con la máxima eficiencia y calidad de servicio posible, dentro de sus posibilidades.
Las consecuencias del absentismo laboral por incapacidad temporal sí que son variadas, evidentes y profundas. Afecta obviamente a la salud de los trabajadores. También influye en la situación de los compañeros de esos trabajadores, así como en la operativa diaria de sus empresas. Reduce de forma significativa la productividad y la competitividad de estas, lo que repercute directamente en su capacidad de generar empleo adicional futuro. Recientemente, en Cantabria hemos sido testigos de cómo esta situación impacta de manera significativa a nuestra industria, que es un pilar básico de la economía regional. Otro efecto es sobre los sistemas públicos de salud, mayor incidencia de contingencias comunes, mayor sobrecarga, generando una especie de círculo vicioso. Más efectos recaen sobre la sociedad en su conjunto, la situación económica de la Seguridad Social y, por consiguiente, nuestro Estado del Bienestar actual y futuro.
El Sistema Nacional de Salud, base para nuestro sistema de Seguridad Social, ha estado sobrecargado desde la pandemia y adolece de un número insuficiente de profesionales. Esta situación afecta igualmente al INSS y a las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social, resultando en largas listas de espera en todas las comunidades autónomas, y afectando especialmente a Cantabria, donde las listas de espera quirúrgicas se encuentran entre las más elevadas de España, retrasando significativamente las recuperaciones.
Ante este escenario tan desafiante en cuanto a su evolución, desde Mutua Montañesa, como mutua nacida en Cantabria hace 119 años, mutua referente, estructural y sistémica en la región, entendemos que es imperativa una reflexión conjunta por parte de la sociedad —incluyendo organizaciones empresariales, sindicatos, administraciones públicas y la propia sociedad civil— para encontrar soluciones que permitan mitigar la progresión dramática de este problema. Este análisis debe estar vinculado estrechamente con la siniestralidad laboral y la prevención de riesgos laborales. Temas, especialmente el primero de ellos, que han marcado un inicio de año preocupante en nuestra región.
La actual coyuntura demanda que evitemos simplificaciones tanto en el diagnóstico de las causas como en la propuesta de soluciones. Muchas de las medidas legislativas que se han tomado en los últimos tiempos, pretendiendo simplificar la operativa, la han complicado de forma sustancial, aumentando con ello el impacto de este problema. Es, por ello, importante un debate sereno y amplio para abordar este problema en toda su complejidad, con el objetivo de garantizar la seguridad laboral, un futuro laboral sostenible en base a la productividad y competitividad empresarial y, con ello, la preservación de nuestro Estado del Bienestar actual y futuro. La tarea no es menor, pero en ello nos va el bienestar y el futuro de Cantabria y del resto de España.
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