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Decirlo es el primer paso. «Soy optimista». Y me dirán: pero si lo que decimos es eco de lo que sentimos y no al revés. ... Pues sí, también al revés. Como una suerte de sortilegio mágico, nuestras expresiones (faciales, corporales y verbales) tienen incidencia en nuestro sentir. Por tanto, pensar que uno es optimista es importante para conseguir serlo. Estoy en un curso de Psicología y leí que nuestro carácter lo forma el 50% la genética, el 40% la actitud y el 10% el contexto. ¿De diez puntos del examen, hay cuatro que ponemos nosotros? ¡Aprobamos fijo!

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eldiariomontanes Cómo convertirse en optimista