R–E=S

El resultado de lo que hacemos o lo que nos ocurre es el que es. La R no puede cambiarse. Pero la interpretación y cómo nos afecte ese resultado dependerá de la expectativa. Si uno saca un 8 pero esperaba suspender, estará encantado. Si su compañero saca lo mismo pero esperaba un 10, estará triste. La causa de muchas desesperanzas está en la maldita E. Vemos tantos 'momentos Coca Cola' que aplicamos indebidamente la metonimia y extrapolamos dichos momentos ajenos perfectos a unas vidas ajenas perfectas. Hemos elevado demasiado el valor de la E, haciendo que la resta suela salir negativa. Esto no quiere decir que haya que ser un conformista. Esa R a veces depende de uno mismo y otras veces no. Pero la E podemos manejarla. Hay gente que mide su satisfacción en meros términos comparativos. «Soy o estoy bastante mejor que los demás…». Por eso a veces la gente poco brillante no valora rodearse de gente que le haga sombra. Eso haría que la Expectativa sobre sí mismo habría de elevarse por comparación.

Pero eso es hacerse trampa. Autojustificarse. La clave (supongo) ha de estar en saber afrontar las cosas como vienen, sin engañarse. Aprender que a cada uno le toca su batalla, sin compararse. Intentar conseguir la mejor R posible, ser realista con la E y saber convivir con la eventual frustración cuando la resta nos dé negativa