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Si para cualquier región facilitar el desarrollo del sector industrial es vital, mucho más lo es para Cantabria que lleva tres décadas de lento declive económico. Estoy plenamente convencido de que el éxito de las empresas depende esencialmente de ellas mismas. No obstante, ... la política industrial pública influye también en su devenir.
Por eso, los ciudadanos debemos exigir a nuestro gobierno regional criterios claros y una estrategia firme de mejora industrial. Ejemplos de éxito de planificación política son los protagonizados por Cataluña en los años ochenta, que culminaron con las olimpiadas, o Madrid en los 90 con un plan de infraestructuras y política fiscal que ha permitido su actual éxito económico. La negligencia política en Cantabria es tan alarmante que la anterior legislatura fueron los propios empresarios quienes asumieron la tarea del gobierno, y propusieron un plan estratégico. Ha sido un intento vano, porque no ha sido apoyado por el gobierno.
Dentro de nuestro sector industrial tienen especial relevancia las denominadas empresas electrointensivas, que tienen un elevadísimo consumo eléctrico, y a las que el alto precio de la energía en España les provoca un elevado aumento de sus costes estructurales volviendo su producto escasamente competitivo en el ámbito internacional.
Para paliar este problema, VOX ha presentado varias iniciativas parlamentarias y ha apoyado las presentadas por otros partidos políticos: o bien hemos pedido que se eliminen estos impuestos, o bien que se apliquen a Cantabria las tarifas eléctricas de las que goza la industria vasca, que ha exonerado de impuestos eléctricos a sus empresas.
En esta misma línea trabajan las otras comunidades autonómicas del norte, Asturias y Galicia, en las que sus gobiernos se coaligaron para plantear las necesidades de cambio en Madrid, y a las que Cantabria era ajena, al no enterarse en un principio de lo que estaban haciendo nuestros vecinos.
Después de dos años de legislatura, de reclamaciones constantes, después del desprecio de la Consejería de Industria al Parlamento, que no ha ejecutado ninguno de los acuerdos parlamentarios en beneficio de la industria electrointensiva, que no se ha dignado a remitir al Parlamento ningún informe de seguimiento de planes estratégicos, la misma consejería se descuelga con la idea de una 'alianza por la industria'.
Bajo el título de 'alianza por la industria' el contenido del escrito presentado se limita a constatar que todos somos conscientes del problema que sufren nuestras industrias electrointensivas y que todos nos conjuramos para solucionarlo. Después de decenios con el mismo problema, después de media legislatura con este problema como uno de los principales detectados en nuestra industria, lo único que es capaz de proponer la consejería del ramo es una declaración de intenciones para solucionarlo y, además, responsabilizando al resto de instituciones políticas y sociales de su solución.
¿Cómo se explica que no firmen este manifiesto las propias industrias, en torno a media docena, que son las afectadas por este problema? VOX tenía dos opciones ante ese cuento: ponerse de perfil y firmar el documento, o proclamar a los cuatro vientos que el rey, y el texto, están desnudos: que el texto no contiene una sola línea con una solución al problema, y que este manifiesto por la industria deja fuera a todas nuestras pymes, que no teniendo por separado el mismo tamaño que las grandes, representan sin embargo a la mayoría de la industria cántabra.
Llamar 'alianza por la industria' a lo que es un manifiesto en defensa de la electrointensiva es una falta de respeto para el resto de la industria cántabra que lucha cada día por sobrevivir a sus gobernantes. Lo que necesitamos son hechos, planes, proyectos de verdad, sobre los que alcanzar acuerdos y ponerlos en marcha. Si este gobierno fuera capaz de desarrollar una estrategia de industrialización de Cantabria, VOX sería el primero en aplaudir su capacidad, pero incluso si siendo incapaces de una estrategia general, proponen en el Parlamento pequeñas soluciones, pequeños proyectos, que beneficien a Cantabria, VOX los apoyará siempre.
El desencanto que la actividad de nuestro gobierno nos genera, es inversamente proporcional a nuestro compromiso con la sociedad civil. Mantenemos nuestra confianza absoluta en los empresarios: creemos que los criterios de planificación que aplican en sus empresas son los que deben utilizarse en la planificación industrial regional.
Cantabria no necesita actos de autocomplacencia política, necesita escuchar más a nuestros empresarios, es por lo que les exhorto a que, a través de sus organizaciones, propongan las estrategias que ellos mismos sean capaces de implantar. No queda otra.
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