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Entre los recuerdos, todos felices, de los siete años compartidos como cura de aldea con mis queridos vecinos de Lamasón, están los descensos esquiando las canales de Ajotu, Trespeñuela, Miraorio, Abedules o Paraés. Son corredores que se desploman, casi dos mil metros de desnivel de ... nieve virgen, unas veces polvo otras hielo, desde las cimas de la formidable y misteriosa muralla geológica de Peña Sagra por las brañas de Tanea hasta el recóndito y hermosísimo valle de Lamasón. Como el disfrute del montañismo y el amor a la naturaleza, siempre agradeceré a mis padres cuando me enseñaron de niño a esquiar en Brañavieja, en los ya inexistentes Tubos y La Tabla. Entrañables fines de semana familiares de risas, paseos, bosques, chimenea, lectura y estrellas, cuando desde Santander subíamos por la vieja carretera de las Hoces a la casa que compraron en el cálido pueblo de Villar, en la fértil Hermandad de Campoo de Suso, para disfrutar la nieve invernal, los bosques otoñales de berrea y magostas, el deshielo primaveral o los cálidos veranos con aroma a hierba recién segada.
Aquellos años en Brañavieja el ambiente en las pistas y remontes, y el 'après-ski' posterior, era familiar porque esquiar no se había masificado como en la actualidad. Los esquís eran larguísimos, y se aprendían las técnicas del 'Wedeln' y del paralelo alternativo, que siguen facilitando los giros cortos fuera pista y en nieve polvo. Técnicas necesarias y útiles para aprovechar cualquier nieve y terreno, porque si en la actualidad los esquís poseen cada vez mejor diseño orientados a la técnica del 'Carving', y hacen más fácil y divertido esquiar, el esquí siempre será un deporte de riesgo. Sí, los recuerdos de la juventud se entrelazan con los de la actualidad, y la evolución de nuestra querida estación de esquí de Alto Campoo avanza firme y por buena ruta en aras no sólo del deporte sino, también, del bien común que genera el esquí.
Hemos sufrido una tragedia sanitaria, personal y política con el covid, y el año pasado muy pocas estaciones pudieron abrir, las familias estaban confinadas, la sociedad paralizada, y el dolor instalado en los hogares de España y del orbe. Pero este año ha llegado la merecida revancha existencial y, a pesar de la crisis económica que padece España, la asistencia a las estaciones de esquí ha sido masiva favorecida la temporada por las ganas de vivir de los españoles y por las nevadas. Alto Campoo no ha sido una excepción. Mas al incremento geométrico, no aritmético, de esquiadores que esta temporada han acudido a esquiar a Brañavieja, ha respondido una eficaz y magnífica labor profesional y social, y van ya dos años de buen hacer, de los responsables de la estación de Alto Campoo, tanto de su dirección y trabajadores como del Ayuntamiento de la Hermandad de Campoo de Suso y, asimismo, de la Consejería de Deportes. No he coincidido con el director actual de la estación (aunque sí conozco y aprecio a gran parte del personal de la estación, la mayoría de Campoo, como al alcalde de Campoo y al consejero de Deporte) cuando elogio la labor desarrollada esta temporada en Alto Campoo, pero es un principio militar elogiar la labor bien hecha.
El uso de los cañones aprovechando las olas de frío para fabricar nieve, pisar las pistas para consolidar la capa helada y cuidar sus recorridos, la amabilidad de los trabajadores en los remontes o en La Corza, la siembra con hierba en el deshielo, en fin, el esmero profesional además del trato a los usuarios han hecho que Alto Campoo despegue como una estación atractiva y cercana y, asimismo, familiar y rentable. Algo que tiene mucho mérito, porque si las nevadas son copiosas, y ahora nieva a todo trapo, sin embargo, cuando soplan los dioses Notos (en la Ilíada, autor del viento Sur) y Libis (descrito por Aristóteles en su tratado 'De la Naturaleza' como el Ábrego, viento del Suroeste) mantener la nieve requiere esfuerzos extras al de otros centros de esquí con condiciones meteorológicas más secas y favorables para conservar la nieve.
Sí, este artículo ensalza la gestión de nuestra preciosa estación de esquí de Brañavieja, un privilegio para nuestra pequeña región. Un buen hacer de sus trabajadores y director, además del interés político municipal y regional por cuidarla y mantenerla abierta, cooperan al desarrollo comercial y económico de la Hermandad de Campoo de Suso, de Reinosa y de Cantabria con los beneficios del turismo, esencial en esta zona de la España vacía. Ojalá se hagan realidad las inversiones, siga mejorando su nivel invernal y estival, y nuestra estación de Alto Campoo continúe perfeccionándose como un motor de progreso, felicidad y medio de vida de Campoo, de La Montaña, de España.
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