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Hay una máxima muy antigua que dice: «Si quieres que no cambie nada, realiza pequeñas modificaciones». Esto parece que se pretende desde el Ministerio de Educación cuando realiza la propuesta de trabajar la sexualidad, la violencia machista, la igualdad de género, el respeto ... a las minorías... en la Educación Primaria. Ya salieron voces diciendo que se está impartiendo en las aulas de forma trasversal, esos y otros conceptos más como el acoso escolar, la educación vial, la interculturalidad...
Estas propuestas, suelen producirse por dos razones fundamentales: la primera es que, cada vez que nombran a un ministro nuevo en Educación, en su interior, en su ego, surge la necesidad de hacer o proponer algo que deje su huella para el futuro. La segunda causa es histórica, confundir los conceptos educar e instruir. ¿Cuál es la función principal de la escuela? ¿Y de la familia?
El premio Nobel de Literatura, José Saramago, escribió en 2006 sobre el tema. Consideraba que la educación y la instrucción son complementarias, pero la sociedad en la que vivimos es injusta e hipócrita. De manera que la función de educar es responsabilidad de la familia y la de instruir de la escuela. Los alumnos se mueven principalmente en la familia, el primer núcleo social, incluso se pueden cuantificar las horas que pasa en la escuela y fuera de la escuela. La familia gana por tanteo. Lo que indica que la familia es la máxima responsable de los valores (educación) que transmite y del comportamiento de sus hijos en la escuela y en la sociedad.
La escuela es responsable de la instrucción en aprendizajes y de las estrategias desarrolladas para que los alumnos aprendan a pensar, razonar, reflexionar, vivenciar, crear, proponer, criticar y dar alternativas. Pero en el medio familiar también se aprende y en el aula también se transmiten valores, como decía el señor Saramago, se complementan. Pero eso no quiere decir que se confundan y conviertan a la escuela en un saco donde van metiendo todo lo que se les pasa por la cabeza.
Dicen que la forma de impartir la nueva asignatura 'Valores cívicos y éticos' será mediante debates y dialogo. ¿De verdad? ¿Con 28 alumnos por aula? La nueva ministra estudió Magisterio, aunque parece ser que no ejerció. Quizás esta sea una de las causas para realizar dichas propuestas. ¿De verdad se quiere mejorar la educación y la instrucción? Pues comiencen por modificar la ratio (adecuación a la realidad actual) adjudicando 15 alumnos máximo por aula y faciliten a todos los centros un ordenador o tableta, por alumno. La mejora será inmediata.
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