El Partido Socialista afronta en los próximos meses un nuevo proceso orgánico, el 41º Congreso Federal, al que sucederán los Congresos Regionales y Locales, en los que se busca fortalecer los liderazgos autonómicos y municipales. Son estos dos tiempos los que cualquier militante socialista debe ... saber distinguir. El primero, para reforzar al secretario general del PSOE, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el proyecto de país que tenemos los y las socialistas para los españoles y para las españolas, en un momento en el que una derecha iracunda acosa por tierra, mar y aire a un gobierno legítimo surgido de la voluntad de las urnas y de las Cortes Generales. Y llegará el momento de un segundo tiempo para confrontar ideas, proyectos y liderazgos en cada uno de los territorios.
Con dos tiempos tan bien definidos por Pedro Sánchez, es una equivocación y una gran irresponsabilidad anticipar el debate regional a la cita del Congreso Federal. Sea fruto de la precipitación o del objetivo que pueda pretender es imprudente e irresponsable confundir los dos procesos; lanzar una candidatura al servicio de una operación de oportunidad fuera de los tiempos del Congreso Regional, es una actuación de riesgo para defender el proyecto socialista en Cantabria.
Si lo que alguien pretende es lanzar un caballo de Troya para sondear a futuro al socialismo cántabro, debe saber que ese no es el tipo de liderazgo que puede querer la militancia socialista de Cantabria para el futuro. Porque ser socialista implica ser valiente. Y la cobardía termina por erosionar la confianza de los ciudadanos.
Hablar ahora de cambios, criticar ahora a la dirección del partido en Cantabria es hacer el caldo gordo al PP y a la derecha y, en cualquier caso, tiempo habrá de debatirlo. Quien haya trabajado esta maniobra, para este momento, se equivoca por completo. En el fondo y en las formas.
Lo que toca ahora es que los socialistas cántabros estemos centrados en la defensa del gobierno progresista que lidera Pedro Sánchez. Lo que sí toca ahora es que la delegación socialista cántabra vaya a Sevilla unida, con todas las sensibilidades representadas. Por supuesto, encabezada por el secretario general, el baluarte de Pedro Sánchez en nuestra tierra. Por supuesto, con la delegada del Gobierno de Pedro Sánchez en Cantabria. Claro que también con la alcaldesa de Castro Urdiales y con otros alcaldes y alcaldesas. Claro que también con el teniente de alcalde socialista del Ayuntamiento de Torrelavega. Claro que también con el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Santander, la capital de Cantabria. Con todos los activos que tiene el PSOE de Cantabria. Eso es fortalecer nuestras siglas y fortalecer el proyecto socialista en España y en Cantabria. Y eso es lo que ha ofrecido y sigue ofreciendo con la mano tendida Pablo Zuloaga.
Todavía estamos a tiempo. Llamamos a la reflexión y al diálogo, eso es lo que nos pide Pedro Sánchez. La militancia socialista de Cantabria, y no solo la militancia, el espectador progresista de todos estos movimientos, se da perfecta cuenta de que nada tienen que ver con el proyecto, ni con la defensa del PSOE, ni de Cantabria, ni de Pedro Sánchez. Que en todo esto no han visto más que la ocasión de medir unas fuerzas con carácter previo al momento en que ese debate, si llega, tiene que darse. Hablaremos entonces de la gestión y de los resultados de unos y de otros. Pero es un completo contrasentido que un proceso orgánico que nace de la intención de fortalecer al PSOE y fortalecer los liderazgos regionales y locales se convierta en un culebrón de división por fascículos. Y es una pérdida de energía lamentable desenfocar ahora de la parálisis de un Gobierno del PP que no tiene proyecto para Cantabria, que su único proyecto es la estrategia nacional de desgaste de nuestro líder, Pedro Sánchez. Desenfocar también de la sectaria y nostálgica decisión de derogar la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Cantabria. Desenfocar de la pésima gestión de la alcaldesa de Santander con el aparcamiento del Sardinero y la pérdida de fondos europeos que deberían haber servido para transformar la movilidad urbana. Y todo para volver a enfocar en los personalismos y en la división interna, que es justo lo contrario de lo que procede ahora. No es el momento. No toca.
*Ana Belén Álvarez, Mercedes Soto, Luis Santos Clemente y Raúl Pesquera | Militantes del PSC-PSOE
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.