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Efectivamente, no es lo mismo respetar la presunción de inocencia de una persona e incluso defenderla, que atacar a una familia que denuncia la agresión ... sexual que su hija de 5 años les cuenta que ha sufrido.
No es lo mismo ser absuelto que ser inocente. La absolución por no disponer de suficiente carga probatoria para desvirtuar el derecho constitucional a la presunción de inocencia es el pan nuestro de cada día en las denuncias por agresiones sexuales a menores. De hecho, 7 de cada 10 de estos casos no llegan a juicio por falta de pruebas y si se celebra el juicio pocas veces se alcanza una sentencia condenatoria. Por eso, la Ley Orgánica 10/2022 de garantía integral de la libertad sexual ha establecido que la policía, los servicios sanitarios, educativos, sociales y jurídicos deben actuar coordinada y simultáneamente en un mismo espacio especial que se denomina Casa de Niños y Niñas (modelo Barnahus) que evita que el o la menor tengan que revivir la agresión sexual a través de múltiples declaraciones y, a su vez, ofrece un entorno amigable y respetuoso. Este tipo de centro, alejado de comisarías, sedes judiciales y centros sanitarios no existe en Cantabria. Y de esto precisamente, de no disponer de las condiciones mínimas para asegurar la protección jurídica de los menores se lamentó amargamente el tribunal que absolvió al monitor de Villaescusa y reivindicó el disponer de un recurso de este tipo en nuestra Comunidad.
No es lo mismo creer en la inocencia de alguien que mantenerle trabajando, mientras está siendo juzgado por presuntos abusos, en un centro deportivo al que acuden niñas, niños y adolescentes y cercano a la escuela de la niña de la que tenía una orden de alejamiento, existiendo la posibilidad de encomendarle otras actividades.
No es lo mismo creer que una niña de cinco años puede estar equivocada o fantasear que acusar a sus padres de presentar una denuncia falsa deliberadamente. Usted, señor alcalde, puede preferir no creer a una niña, a pesar de que es sabido que entre un 10% y un 20% de la población en nuestro país ha sufrido alguna agresión sexual durante su infancia, pero sus padres tienen la obligación de hacerlo y de actuar en consecuencia.
No es lo mismo no echar leña al fuego que echarla y de qué manera. No es lo mismo creer que el monitor de Villaescusa era inocente de esa agresión que hacer todo lo posible por poner al pueblo en contra de una familia que hacía lo que debía y lo que cualquier profesional de la salud, de la psicología y de la justicia les recomendaría: denunciar y apoyar a su hija. Es más, lo hicieron cumpliendo estrictamente con la ley de protección integral a la infancia y la adolescencia que establece la obligación de toda la ciudadanía de comunicar de manera inmediata a la autoridad competente la existencia de indicios de agresión a menores.
En su opinión, tal y como declaró al ser detenido ese monitor por presuntamente haber grabado con su móvil a las jugadoras de un equipo de fútbol, mientras se duchaban en los vestuarios del Pabellón Municipal, «no es lo mismo ser un mirón que un acosador sexual». Un mirón que no se conformaba con 'mirar' sino que grababa ¿con qué intenciones? Pero, Sr. alcalde, ambas actuaciones son agresiones sexuales. La diferencia es de grado.
No es lo mismo haber animado y pedido hasta colaboración económica para que el acusado reclamara por el «enorme daño moral que se le ha hecho», que permanecer en silencio ante la familia a la que se ha injuriado y calumniado.
No es lo mismo, Sr. alcalde, implicarse en la defensa y apoyo de una persona que acosar a una familia y desproteger a los menores y a los equipos que concurrían a ese Pabellón Deportivo.
Tampoco es lo mismo dimitir que jubilarse. Dimita Sr. alcalde, no pretenda lavar sus indefendibles actuaciones renunciando a su salario. Aunque, la Comisión 8 de Marzo no solo solicita su dimisión sino que exige responsabilidades políticas al Partido Regionalista de Cantabria que está tardando en expulsarle de su organización. Quedamos a la espera.
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Ana del Castillo
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