Anfetaminas para una ciudad traspuesta
La tierra dormida ·
A golpe de infografías se ha ido diseñando una población con instinto faraónicoSecciones
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La tierra dormida ·
A golpe de infografías se ha ido diseñando una población con instinto faraónicoLa infografía ha venido en auxilio de los gestores políticos. La falta de medios materiales, y las prisas por visibilizar una inexistente frenética actividad, ... les ha llevado a convertir algunas ideas –a veces inquietantes– en realidades virtuales, una suerte de ingeniería técnica destinada a conformar al urbano, en definitiva, benéfico placebo con el que van diseñando ciudades con riesgo de convertirse en distópicas, inexistentes, –incluso turbadoras– porque una distopía es una anti-utopía; en absoluto un lugar feliz.
Las infografías son meros apaños, en definición menos sofisticada, y por consiguiente, simplona. Con ellas se aquieta a los espíritus desasosegados y se estimula a los apáticos, anfetaminas visuales para desperezar una ciudad dormida. A golpe de infografías se ha ido diseñando un poblado con tentaciones faraónicas, amontonándose en las mesas de los despachos municipales portafolios que contienen, en muchos casos, trabajos realizados por profesionales externos que inspiran a los caporales. Y es que los asesores están de capa caída, solapados por estudios de diseño, orillando así, nuevamente, a los funcionarios –muchos, extraordinarios– reducidos a chupatintas destinados a pegar pólizas.
Una de las más prácticas obras municipales en esta ciudad –el Bulevar Ronda– fue diseñada por técnicos municipales y ahí sigue, décadas después, impoluta. Bien es cierto que inspirada por un alcalde, Gutiérrez Portilla, quien como su homónimo y antagónico, Jesús Collado, fueron capaces de trasformar el diseño urbano; un socialista y un franquista reconvirtieron en gran medida esta ciudad. La última entelequia aún está caliente: una pequeña Terra Mítica en las estribaciones de la Sierra de la Gallina, y en espera, el parking de La Carmencita, el aparcamiento en altura del Ferial, el estacionamiento disuasorio en Sierrallana (gracias a que lo frenó UGT), el Centro de Ocio Juvenil con chillout incluido, el gibarizado polígono industrial de la Excavadas, el soterramiento de las vías que camina imparable hacia el mediodía del siglo XXI… Urbe del nunca jamás. Noli me tangere, sí, que ya sé que «todos somos tontos; lo único es que algunos lo sabemos» (Einstein).
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Ana del Castillo
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