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Pasada ya una buena parte de la campaña electoral está claro cuáles son las estrategias de los principales partidos en la misma. Es preocupante, en ... términos de calidad democrática, la deriva del Partido Popular que no duda en utilizar la mentira, la insidia y el cinismo para articular un discurso contradictorio, pero con una clara intención atrapalotodo de votos. Veamos
La mentira. No es verdad que el PP votara a favor de la subida de pensiones del 8,5% acorde con el dato de inflación. No es verdad que España sea la segunda economía europea que menos crece, más bien es lo contrario, multiplica por cuatro el crecimiento medio de la UE. No es cierto que gobiernos anteriores del PP crearan más empleo que el actual. Lo cierto es nunca ha habido tantos trabajadores afiliados a la Seguridad y Social y con mejores contratos gracias a la reforma laboral, que se aprobó a pesar el PP que no dudo de utilizar el transfuguismo con dos diputados de Unión del Pueblo Navarro, hoy agraciados con estar en las listas del PP. El PP exagera la ocupación de viviendas, hasta el punto de decir que va a hacer una ley anti ocupación. Lo cierto es que las oficinas de atención a víctimas de violencia de género reciben al año más de 100.000 consultas. Las oficinas sobre ocupación de inmuebles reciben unas decenas de consultas anuales. Es la diferencia entre un grave problema social y un delito leve magnificado a lo bestia.
La insidia. Se vierten dudas sobra los resultados electorales, primero con el pucherazo, ahora con el trabajo de la empresa pública Correos. Fui presidente de Correos. Doy fe de la profesionalidad y la responsabilidad de la totalidad de la plantilla. Una plantilla con un índice de sindicación superior al 80%, con sindicatos de todos los colores. Un contexto que impide cualquier intento por parte de nadie de perturbar el buen funcionamiento de la empresa, que, para abordar el ingente trabajo de cara a las elecciones, ha realizado 20.000 contrataciones, más de 300 sólo en Cantabria.
En las elecciones del EEUU Trump sembró la duda sobre el voto por correo y al día de hoy sigue sin reconocer el resultado electoral. A la mayoría de los demócratas españoles, incluidos los de derechas, nos repugnan las prácticas trumpistas y las consideramos un peligro para la democracia. La dirigencia de la derecha española, no solo VOX, se aproxima bastante a esas prácticas: elegir entre Sánchez y España (como si los que votamos a Sánchez no fuéramos españoles), que te vote Txapote (aunque con este eslogan causen dolor y división en las víctimas del terrorismo etarra que acabó hace 12 años), sembrar dudas sobre el proceso electoral, cuando España es reconocida por tener uno de los sistemas electorales más eficaz y seguro. Todo esto es indicativo de una derecha voraz capaz de hacer de todo con tal de recuperar el poder político que considera le corresponde por designación divina. Me niego a aceptar que esto no tenga efecto sobre la movilización del electorado no solo de izquierdas, si no de aquellos que tengan profundas convicciones democráticas.
El cinismo: En Murcia Feijóo ha dicho que Vox y PSOE son aliados contra ellos. Mientras, el PP llega a centenares de acuerdos con Vox en ayuntamientos y comunidades autónomas. Durante el debate con Sánchez, pone encima de la mesa un documento para acordar que gobierne la lista más votada, mientras se está pactando con Vox el gobierno de Extremadura para dejar fuera el PSOE que ganó las elecciones. De igual manera, en Canarias el PP, tercera fuerza, pacta con Coalición Canaria, segunda fuerza, para dejar fuera del gobierno al PSOE, primera fuerza.
Necesitamos luz para saber la disyuntiva que tenemos delante en estas elecciones. Una coalición progresista entre PSOE y Sumar de Yolanda Díaz, frente a una coalición francostein entre el PP y VOX.
Si triunfa la primera opción sabemos lo que vamos a tener, una profundización y consolidación de reformas de enorme calado y beneficiosas en el campo económico, social, climático y territorial. Si nos fijamos sólo en la economía veremos una transformación de nuestra la misma, encontraremos en la lucha contra el cambio climático una oportunidad para cambiar el tejido productivo y generar empleo en cantidad, acercándonos al pleno empleo estructural, y en calidad, con más peso de las contrataciones ligadas a la ciencia.
Si triunfa la segunda opción volveremos varias décadas atrás. Un retroceso en derechos y libertades (solo hay que ver las decisiones de los ayuntamientos y comunidades recién gobernados por la derecha), una economía rezagada con respecto al resto de nuestro entorno y una política social raquítica. Negar el cambio climático impide aprovechar las oportunidades económicas que su combate permite.
La disyuntiva es bastante meridiana, o seguir consolidando y avanzando en el Estado social y de derecho que define la Constitución o retroceder con políticas regresivas. En definitiva, un país luminoso frente a uno tenebroso.
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Ana del Castillo
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