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El importante paquete de medidas anunciado ayer por la presidenta de la Comisión Europea ha corroborado lo que ya sabíamos: el asunto que concita el mayor y más rápido consenso entre los políticos aparece a la hora de subir los impuestos. En este caso se ... refiere a las industrias energéticas que, como son poco numerosas y no votan porque son personas jurídicas, no importa que se enfaden. Claro que luego actúan y tratan de acomodarse a la nueva situación, lo cual puede tener consecuencias a la hora de elegir tipos y lugares de inversión, pero eso sucede en el largo plazo. Un lugar que los políticos no habitan, ya que solo pastan en el corto plazo, que es el intermedio entre las citas electorales en las que se juegan sus puestos.
La Comisión ha decidido limitar (antes se decía topar) los beneficios de las energías 'inframarginales' (renovables y nucleares) a 180 euros/MWh para evitar eso tan socorrido de los 'beneficios caídos del cielo' y establecer una 'contribución solidaria' (antes le llamábamos impuestos) del 33% de las ganancias de las gasistas que superen las obtenidos en la media de los tres años anteriores. La señora Von der Leyen pertenece a un partido distinto del de nuestra vicepresidenta Yolanda Díaz, pero de los beneficios caídos de la inflación en las arcas públicas tampoco dijo nada. La necesidad no siempre trae la virtud... En total espera recaudar 140.000 millones que estarían destinados a proteger a los consumidores vulnerables.
También decidió una reducción obligatoria del 5% en el consumo de las horas puntas y 10% general hasta el 31 de marzo, con lo que espera ahorrar 1.200 millones de metros cúbicos de gas el próximo invierno. Esta medida supone un sacrificio para la población que se hará más penoso según avancen los fríos y se requiera más calefacción. El racionamiento del gas, unido al encarecimiento del dinero y a los eventuales cortes en el suministro de agua que puede provocar la sequía en algunos lugares, forman un tridente que no será fácil de soportar.
Todo para luchar contra los precios del gas que empujan a los de la electricidad, que a su vez arrastran a todos los demás. Se actúa contra los efectos del problema más que contra sus causas, una logística absurda y una utilización incomprensible de índices erróneos (el TTF) según los expertos del sector. Habrá que esperar a finales de mes para el paquete completo de medidas, mientras crece la angustia de los consumidores.
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