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En primer lugar he de reconocer que este tema, por un lado me aburre soberanamente y por otro, me genera mucha rabia, por la sensación ... de que el matón de clase, que te chantajea con su fuerza, con su poder, en ese momento, para conseguir sacar de ti todo lo bueno que puedes tener. Me estoy refiriendo a la relación que mantenemos ahora mismo el resto de España con Cataluña. Con independencia de si uno es españolista o catalanista, lo que no tiene sentido es que quien quiere disolver un grupo se beneficie y participe con los mismos derechos en ese grupo. Por otro lado es bien triste que siempre los políticos se dediquen a hacer demagogia, hablando de su caso particular hacia lo general, tratando de hacernos creer que todos están pensando lo que ellos quieren que pensemos. Ahora mismo estamos sometidos a una dictadura del catalanismo más puro con respecto al resto de España, no al españolismo, sino al resto de España. Estamos viviendo en una Cataespaña en la que el poder político del país se ha tenido que doblegar, por sus propios intereses personales y partidistas, a los intereses personales y partidistas de una minoría que no llega al 1% de los votos emitidos en el país y que condiciona la vida política del 99% restante.En esta Cataespaña lo único importante es conseguir doblegar al enemigo, para hacerle más débil, reforzándose de cara a su propia galería, para que ellos parezcan más fuertes y conseguir, no ya los votos, que eso es lo de menos, sino todas las prebendas económicas (sueldos, viajes, familiares empleados en la política, amigos, clientelismo) que están en el sustrato mismo de todo este proceso. No sé si algún día se llegará a la independencia de Cataluña pero lo que sí que sé es que, por el camino, va a haber perdedores y ganadores; perdedores, los derechos de muchos españoles, fuera de Cataluña, al dedicar economía y esfuerzo a temas que no debieran comer nuestro tiempo, perdedores también en los que, viviendo en Cataluña, se sienten españoles y que ven también mermados sus derechos en el idioma, en el reconocimiento, en los empleos posibles y disponibles y en la pérdida de riqueza evidente que está teniendo la Comunidad. Y ganadores, los que van a conseguir imponer su criterio sangrando al conjunto del Estado en los impuestos, los seguros sociales, las jubilaciones, la deuda pública, etcétera. En este país nuestro, que ahora mismo es Cataespaña, todo es posible y preparémonos para todo lo que está por llegar pues, con el miedo al lobo del referéndum y de la independencia, nos van a robar, no solo la paciencia, sino muchos euros que se van a ir por el camino. ¿Madrid nos roba?
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Ana del Castillo
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