Secciones
Servicios
Destacamos
La verdad es que no nos damos cuenta, pero según vamos cumpliendo años vamos aprendiendo y, como esponjas, nos vamos enriqueciendo con todo lo que ... estudiamos, escuchamos, vemos o hablamos. Todo ello lo vamos procesando en nuestro cerebro, el cual va adquiriendo una serie de conocimientos que, casi sin damos cuenta, hemos ido adquiriendo y que nos permite pensar del modo en que pensamos.
Últimamente me pregunto, me planteo, ¿cómo sé lo que sé? ¿Qué me ha llevado a ser capaz de tomar determinadas decisiones o a tener una visión mucho más completa que la que tenía hace 20 o 30 años? Claro, miras hacia atrás y entiendes que todas las experiencias que has tenido, las lecturas, las charlas, las conversaciones, como comentaba más arriba, se han ido impregnando en esa pobre sabiduría que uno tiene, hasta llegar a completar, cada día, un nuevo conocimiento, una nueva visión, un nuevo aprendizaje, que se va sumando a todos los anteriores y que te permite, sin tener carga de prejuicios ni creencias limitantes, tener una visión mucho más amplia y completa de cualquier aspecto de los que más has trabajado, pensado o en los que puedas ser más determinante.
Si lo pensamos bien y nos damos cuenta de cuántos millones de palabras hemos leído, escuchado o aprendido a lo largo del tiempo o cuántos miles de millones de ideas hemos pensado con esos 70.000 pensamientos que cada día podemos llegar a tener y que van creando una tela de araña que atrapa muchos de los conocimientos que tenemos. También hemos de darnos cuenta de que en nuestro cerebro todas las neuronas que no utilizamos dejan de funcionar y que determinadas áreas del mismo se pueden embotar si no se usan, como cualquier músculo; por eso es enriquecedor tener una amplia visión de todo lo que puede estar detrás de cualquier acto o pensamiento y no sentirnos limitados por aquello de lo que vamos convenciéndonos a nosotros mismos como pensamiento único, que justifica todo lo demás. Esto nos puede pasar con nuestras ideas políticas, religiosas, morales, familiares y de todo tipo; si no tenemos amplitud de miras pensaremos que lo que sabemos es mucho menos de lo que podríamos llegar a haber sabido. Se me ocurre un símil que puede definir muy bien esta visión amplia o limitada de la vida y es imaginando a nuestro cerebro como el Parlamento Nacional, en donde es bueno que haya muchas visiones, que contrasten entre sí, aunque la parte ejecutiva del Gobierno, de nuestra mente, esté compuesta por lo que mayoritariamente pensamos, nos guste o no a nosotros mismos o a quienes se relacionan con nosotros. Si ese Parlamento fuera de un sólo color político estaríamos sumidos en nuestra propia dictadura.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Pillado en la A-1 drogado, con un arma y con más de 39.000 euros
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.